Estás mayor.

Estás mayor.

Artículo publicado el domingo, 13 de Diciembre de 2015, en ElPeriódico.com.

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Il·lustració de Leonard Beard.

«Estás mayor. Sí, tú, ya sabes a quién me refiero. Y ojo no te equivoques, no se trata de cumplir años, cumplir años es maravilloso. Eso es hacerse mayor, una buena excusa para también hacerse grande. Admiro a los ancianos, sobre todo por haber sabido sobrevivir. Siempre les pregunto cómo lo han hecho. Y siempre me responden cosas distintas. Fascinante, pero real.

Estar mayor es otra cosa. Se trata más bien de envejecerse. Apolillarse. Encerrarse voluntariamente en el desván y bajar las persianas para dejar que las cosas ocurran sin ti. Volverse un yonqui enganchado a tu propio pasado. Divorciarse del ahora y volver con tu ex, que se llama un antes que no volverá. Te envejeces cuando te separas del momento actual. Te envejeces cuando te quedas mirando cómo te adelanta la vida porque has creído que ella corría más que tú. Y te envejeces cuando crees que lo nuevo ya no va contigo. O cuando por el simple hecho de ser nuevo, algo malo tendrá. Si aún piensas así, date una vuelta por los cursillos de programación HTML para la tercera edad. Y luego me cuentas qué tal.

Estás mayor cuando dices que cualquier cosa ya no se fabrica como antes. Música, películas, recetas, neveras o casas, da igual. Que todos los grupos se parecen a los Beatles. Que nadie ha vuelto a hacer cine después de Hitchcock. Tú dices que son gajes de poseer cultura y experiencia. Yo lo llamo Complejo de Jorge Manrique. Afortunadamente que nada se hace como antes. Cosas malas y cosas buenas las hubo siempre y siempre las habrá. Igual que siempre existió el concepto de calidad. E incluso ese concepto tuvo que cambiar, como el concepto de lujo, como el de cantidad. Hace siglos, tener muchos hijos y que se murieran unos cuantos era lo que se consideraba de lo más normal. Imagínate eso hoy día. Sigue pasando, no muy lejos de aquí sigue siendo normal. ¿Y qué es lo único que ni cambia ni debería cambiar? Los valores. Los grandes valores. La Justicia. El Respeto. La Empatía. La Honestidad. Si me apuras, incluso estos conceptos no han parado de ser puestos en entredicho frente a nuevas prácticas y oportunidades que aún debemos debatir ya no en el terreno de la técnica, sino en el de la moral.

Estás mayor cuando dejas de actualizarte. Cuando crees que un día estudiaste, y ya está. Cuando abandonas tu propia formación continua. Cuando dejas de escuchar a tus inquietudes, que son tu propia Universidad. Porque actualizarse es mantener la ilusión del niño que todos llevamos dentro y que necesita de novedades para poder resucitar. Saberse ignorante es sólo el primer paso. El siguiente es exigirse aprender siempre algo nuevo, algo más. La cultura consiste en superar la fecha de tu nacimiento. Conversar con gente interesantísima con la que ya no te podrías sentar a charlar.

Estás mayor cuando hablas de las redes sociales como si fueran malas. Cuando te jactas de seguir manteniéndote al margen de ellas. No porque no comporten consecuencias negativas, sino porque las redes nos traen las mismas cosas que nos trae la sociedad. De nuevo, cosas buenas y cosas malas. Gente que usa la herramienta para cortar carne y gente que abusa de la misma herramienta para clavársela a los demás. Y no por eso juzgamos a los cuchillos. Son los delincuentes los que deben ser ajusticiados, no los instrumentos que nos ayudan a comunicar. Estás mayor porque has perdido curiosidad. Y porque, aunque tú no estés, que sepas que igualmente estás.

Estás mayor cuando dices que no hay que compartir jamás lo que a uno le ocurre. Cuando sentencias, así con voz profunda y solemne que la vida privada no hay que publicarla en ningún sitio y bajo ningún concepto. Que se está perdiendo el concepto de intimidad. Y lo que demuestras es que no entiendes que ha nacido un nuevo concepto de entorno, un círculo inédito en la historia de la humanidad: la intimidad pública. Ya no somos lo que tenemos, ni siquiera lo que estudiamos, ahora somos lo que decidimos compartir. Y por lo tanto, eso implica que también compartimos lo que sentimos, lo que nos duele, lo que nos hace felices, lo que nos hace diferentes, lo que nos hace soñar. Y debemos hacerlo, en la medida de lo posible, siendo fieles a la realidad. Vale, de acuerdo, tratar de camuflarla, filtrarla y embellecerla lo más que podamos, pero con un sustrato y una base de máxima autenticidad. Porque si no, aparte de que nos pillarán enseguida, dejaremos de ser nosotros mismos. Nos convertiremos en mentirosos sociales, o lo que es peor, marcas blancas de nosotros mismos, substituibles, commodities. Y entonces también conoceremos un nuevo concepto de soledad.

Para terminar, tampoco te vengas abajo, porque para que haya gente que innova, siempre tiene que haber gente que esté mayor. Es el motor de la humanidad. “Estos son malos tiempos. Los hijos han dejado de obedecer a sus padres y todo el mundo escribe libros.” La cita, con la que abrí ‘Urbrands’, mi último libro, es de Marco Tulio Cicerón, siglo I a.C.»

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Tractatus Peperum.

Tractatus Peperum.

Publicado el miércoles, 9 de diciembre de 2015, en ElPeriódico.com.

Captura de pantalla 2015-09-03 a la(s) 19.21.55«Creo que ya lo empiezo a pillar. Ya sé por dónde van los tiros. Lo que pretende el Partido Popular es regenerar algo mucho más ambicioso que la democracia. Lo que pretende el Partido Popular es regenerar la realidad. Cuando pretendes justificar lo injustificable, vender lo invendible y salvar lo insalvable, como no puedes cambiar los hechos, tu única salida es deformar los mecanismos de la mente del que te escucha. Hay que cargarse la lógica, los razonamientos ajenos y todas las formas de pensar. Y a Popper, Russell, Wittgenstein y Aristóteles, también. Los vamos a sustituir a todos por Mariano, Soraya, Villalobos y Casado, que están demostrando saber mucho más.

Para empezar, la tautología: un plato es un plato, un vaso es un vaso. Casi casi a la altura de lo de las peras y las manzanas de la Botella para justificar su oposición al matrimonio homosexual. Mariano establece aquí la base fundacional de su pensamiento. Un pensamiento diáfano, claro, sin fisuras, como a él le gusta, libre de matices. Hasta que te sale un Javier Maroto y se te casa gracias a una ley que no sólo no impulsaste sino que intentaste tumbar.

A continuación, las proposiciones más complejas. Agárrense que vienen curvas, porque aquí habrá gente que se nos perderá: muy españoles y mucho españoles. Tela. O mejor aún, un quiasmo: es el vecino el que elige al alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde. Es lógico que no las entiendan, son frases sólo al alcance de unos pocos, para comprenderlas en toda su amplitud hay que ser más que un político, un estadista universal.

Seguimos con la antítesis: hablar es muy fácil, gobernar es muy difícil. La vicemenina establece aquí una contraposición de ideas sacada del “esto es cerca, esto es lejos”, autor Coco de Barrio Sésamo, que nos deja a todos con la boca abierta. Doble mortal con tirabuzón para un partido que, si por algo ha sido reconocido, ha sido por no hablarse con nadie. Ahora entendemos su negativa. Lo suyo son los retos difíciles, no estaban para fruslerías como sentarse con el oponente, que eso puede que sea la esencia de la democracia, pero al final es de flojos. Gobernar hay que hacerlo sin dialogar. Y los gobernados, amordazarlos y chitón.

Otra maestra ninja del silogismo viene siendo la vicepresidenta del Congreso, más conocida como Candy Crush. Le dijo a Pablo Iglesias: me jode que digáis que mi partido es corrupto. Pues nada, oiga, ya no lo diremos más.

Y para terminar, la paradoja en el PP tiene un nombre y se llama Pablo Casado. Un hombre capaz de asegurar que Rajoy ha ganado aquellos debates a los que no fue.

Igual es que Mariano está valorando pasar de presentarse el 20D.

Visto que las encuestas siguen la lógica pepera, ojo que podría hasta arrasar.»

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Me llevo una.

Me llevo una.

Artículo publicado el domingo, 6 de Diciembre de 2015, en ElPeriódico.com.

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Il·lustració de Leonard Beard.

«Un atril vacío en el primer debate a 4-1 acaba siendo más elocuente y más comentado que el mismo debate; eso nos da cuenta de los tiempos en los que nos ha tocado vivir. Y me llevo una.

Sí, puede que haya gente a la que le dé igual añadir o sustraer, seguro que piensan que el número final es lo único que cuenta. Pero no es así. No es lo mismo llegar a tres sumando candidatos de uno en uno que restando el que siempre nos falta. No es lo mismo un procès que quiere ir a Mas que un debate que todos sabemos que está mermado, venido a menos. En el caso de números que representan personas, saber a ciencia cierta de dónde vienes importa tanto o más que el hecho de saber hacia dónde vas. Y me llevo dos.

Hay ausencias y ausencias. No todas las no presencias se llevan igual. Porque no todas importan lo mismo, no nos vamos a engañar. Si todas las almas pesaran 21 gramos, no haría falta conocer la calidad de la gente, nos bastaría llegar a una determinada cantidad. Por eso hay ausencias más presentes que los presentes y luego hay ausencias que nadie nota, porque nadie se ha dado cuenta de que en realidad no están. Y me llevo tres.

Después está la ausencia por compromiso. Hay sitios donde no queda bien ir. Aunque te encantaría, no está correcto, no está bien acudir. O si lo haces, puede que quedes como un inconsciente, o peor aún, como un idiota. Como si te vas a jugar al dominó con un grupete de ancianos cuando has dicho que no acudías a los debates con tus contrincantes por tu agenda tan apretada, que como presidente del gobierno te es imposible de cuadrar. Y me llevo cuatro.

Qué más. Ah, sí, está la ausencia con presencia incluida. Ésta es de mis favoritas. Como cuando estás ahí pero no estás. Como cuando llevas un buen rato leyendo un libro sin procesar lo que lees y tienes que volver a empezar. Como la CUP en Catalunya, que al final votará sí habiendo defendido a muerte el no. Saber hacerse trampas al solitario, cualidad básica de cualquier buen catalán. Como cuando tu pareja te repite por tercera vez la misma cosa y en vez de interrumpirle, tú prefieres asentir muy fuerte y desconectar. No estás escuchando lo que te digo, y tú respondes tirando de memoria auditiva, que es mucho más tramposa que la visual. Y me la llevo con ahínco, porque así paso a llevarme seis.

En cierta ocasión, un guionista de Hollywood me explicó que la diferencia entre un simple actor y una estrella de cine era que el primero no alteraba la escena cada vez que aparecía en pantalla, así que nadie le echa de menos cuando se va. Uno es tan grande como la ausencia que deja tras de sí. Y me llevo siete.

Para terminar, está la ausencia del que jamás se fue. Es la ausencia más incómoda de todas, pues parece que se quedó ahí sólo para recordarte la mediocridad de los que aún no nos escapamos. Ellos son Obi-Wan Kenobi y nosotros somos Luke en Star Wars. Sabemos que el listón lo marcaron entonces, y también sabemos de buena tinta que sólo les podemos decepcionar. Me llevo ocho.

De ahí que sea cual sea el CIS, las encuestas, los barómetros y los sondeos, nos pongamos como nos pongamos, lo peor que nos puede pasar es que al final todas estas ganas de cambio, de regeneración democrática y de nueva etapa en España se quede en nada, en agua de borrajas. Que la mayoría vote a los de siempre para que todo siga igual. Cosa que me temo que es lo que va a pasar.

Y ya no podremos hablar ni siquiera de fin de saga.

Sino de precuela final.»

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En garde.

En garde.

Publicado el miércoles, 2 de diciembre de 2015, en ElPeriódico.com.

 Captura de pantalla 2015-09-03 a la(s) 19.21.55«Rajoy se debate solo. No necesita a nadie más. Él se basta y se sobra para debatirse entre la vida y la muerte política. Entre el autobombo más absurdo y el ridículo insustancial. Entre todas las cosas que dijo y las que en realidad quiso decir. Mucho españoles. Colleja. La segunda ya tal. Es que no entiendo mi propia letra. ¿Y la europea? Me gustan los catalanes porque hacen cosas. Y así. El buen hombre es autolesionista, no hay que dejarle jamás solo ante la navaja abierta de una rueda de prensa con preguntas, o lo perderemos para siempre, se nos irá.

El peor rival del Presidente del Gobierno es su propia incompetencia a la hora de comunicarse y comunicar. Cada vez que abre la boca y no emite sonidos ahora sabemos que se está riendo, pero si los emite, tiene mucho que perder y muy poco que ganar. Y eso, desde su gabinete, se sabe mejor que en ningún sitio. Si aún hay alguien que cree que eso es hacer política, que vaya pensando de cuántas pulgadas quiere a su próximo presidente, porque el actual candidato no da para más.

En un cara a cara con Rivera e Iglesias habría una escabechina, todos lo vemos y lo sabemos. Los novatos le pegarían una soberana tunda dialéctica difícil de encajar, no les haría falta ni leerse a Kant. Sería como ver a Chuck Norris y Bud Spencer cebándose con un swagger menor de edad. Un abuso en toda regla. Una oda a la violencia gratuita. Una brutalidad.

Por eso, la única concesión a las “más de 30 peticiones” ha sido un debate a la vieja usanza, reafirmando la imagen de un bipartidismo viejuno, anquilosado, defensivo y lo que es más duro, sordo como una tapia ante la voz del país, que pide cambios profundos y regeneración democrática, algo que no parece dispuesto a conceder.

Con estos mimbres, no es de extrañar que alguien le haya aconsejado que mejor se quede en su casa o en la tuya. Que no salga si no es estrictamente necesario, es decir, si no se trata de un evento amablemente blindado o con un partido de Champions de por medio. Que ahí fuera hace mucho frío, y si encima te esperan para ponerte calentito, pues todavía más. Atril vacío. Vota atril. O peor aún, la vice de los recados.

Debatirse en duelo parece que es, ha sido y será la clave de esta campaña. Un duelo -o mejor dicho, muchos- en los que, los guantes son lanzados sin descanso desde foros y medios de comunicación. Quien los recoja y aproveche, tendrá a su alcance la horda de votos indecisos que aún están por asignar.

Y quien no, que haga como los duelistas hicieron durante los más de tres siglos que duró esa práctica clandestina en España. Que asuma las consecuencias sobre su honra, que a diferencia del honor no es lo que uno piensa de sí mismo, sino lo que piensan los demás.»

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Al Rincón · Temporada 2 · Capítulo XIX · Wismichu, Dulceida, Alexby11 y LovelyPepa.

Al Rincón, 30 de Noviembre de 2015, Antena 3.

Qué nos ha pasado.

Cómo hemos llegado hasta aquí.

Desde cuándo esta casa es un campo de batalla.

Y tú y yo, las únicas bajas confirmadas.

En qué momento perdimos, en qué momento me perdiste y yo te perdí a tí.

En que momento se nos fue esto de las manos.

Desde cuándo estas sábanas están cubiertas de hielo.

Desde cuándo estamos cansados hasta de estar cansados.

Y desde cuándo te da tanta pereza mirarme.

Explicarme.

Reír. 

Qué nos ha ocurrido.

Quién nos ha visto y quién nos ve.

Nosotros que fuimos invencibles.

Ahora sólo pensamos en maneras de aceptar esta derrota.

Por dónde empezar a decirse adiós.

Quién se lleva primero sus cosas.

Y quién se queda con todo lo demás.

Quién es el guapo que se queda con todo lo demás.

Ver el programa completo:Captura de pantalla 2015-12-01 a la(s) 10.45.43

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Especial Influencers en ‘Al Rincón’. Esta noche en Antena 3.

‘Al Rincón’, lunes 30 de noviembre a las 24:00h, en Antena 3.

Esta noche Risto Mejide contará con la visita especial de algunos de los influencers más famosos del momento. Wismichu, Dulceida, Lovely Pepa y AlexBY11 serán los atrevidos en sentarse a charlar con Risto.

Captura de pantalla 2015-11-30 a la(s) 17.35.01

Risto conversará esta noche con Ismael Prego, alias Wismichu, un youtuber que tiene más de 3.300.000 de suscriptores a su canal. También con AlexBY11, un youtuber especializado en videojuegos que cuenta con más de 4.800.000 seguidores.

También con dos blogueras de moda que son referentes de este ámbito en España, como son Aida Domenech, Dulceida –con más de 500.000 seguidores en Instagram- y Alexandra Pereira, Lovely Pepa, cuyo blog tiene más de dos millones de visitas al mes.

Entre los cuatro dibujarán a la audiencia las claves del éxito de este negocio que mueve cifras millonarias. También reflexionarán sobre la fama, los fans, los referentes que construyen para los adolescentes, el dinero y cómo han cambiado sus vidas desde que se han sumado a estas nuevas profesiones.

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41.

41.

Artículo publicado el domingo, 29 de Noviembre de 2015, en ElPeriódico.com.

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Il·lustració de Leonard Beard.

«41. Así se llamaría hoy mi disco si yo me llamase Adele. 41. Seguramente el número de copias que vendería si tuviese que interpretarlo con mi voz y no con la suya. 41. Hace esa pila de años, mientras el mundo escuchaba Angie de los Rolling Stones o se dejaba fascinar por un Dylan que cantaba Knocking on Heaven’s Door, en nuestro país quienes lo petaban y muy fuerte eran Las Grecas con Te Estoy Amando Locamente. Y ahí que llegué yo, seguramente llorando por todo lo que todavía me quedaba por escuchar.

41. Son los grados que separan al ecuador de mi ciudad natal. La ciudad que me ha visto volver tantas veces siempre con la misma sensación: jamás debería haberme ido. Cuanto más me fui, más quise quedarme. 41. La misma latitud que tiene Estambul. O el estado de Nueva York. Misma distancia al mismo ecuador, pero tan distintos los climas. No sólo meteorológicos, sino políticos, sociales y hasta anímicos. Proteger el alma de los sitios. Otra asignatura pendiente, ya no de los políticos, sino de la humanidad.

41. Un problema muy grave si lo que miden es la temperatura corporal. Fiebre alta, según los médicos. Me estoy muriendo, según yo. La fiebre, esa batalla por la supervivencia que se libra siempre demasiado tarde y sin que nosotros la podamos evitar. El fracaso de todas las negociaciones bacteriológicas. El George W. Bush de nuestra agenda vital, que ahora se nos ha reencarnado en Hollande.

41. Que ya son años, ya. No es más que un número primo, dicen las matemáticas, siempre tan sutiles a la hora de calificar. Pero en fin, si tienen algo de bueno es haber llegado a superar la fatídica cifra anterior. Y digo fatídica por la sarta de tonterías que tienes que aguantar. Como si haber llegado hasta los 40 te obligase a ponerte a reflexionar de manera distinta a como lo venías haciendo. Franz Kafka murió a los 41. Y ahí sí que empezó su metamorfosis. 41 era también la edad que decía tener Chavela cuando decidió dedicarse a la música de manera profesional. Unos acaban a la edad que otros están empezando. Cualquier meta no es más que otra salida disfrazada de final.

41. Yo nací con 41. Y estoy convencido de que los he tenido toda mi vida. Ahora por fin me reengancho a la cifra que siempre supe. Porque no te imaginas lo incómodo que es vivir en tu edad cuando aún no la tienes. Y no me refiero a ser muy precoz en casi todas mis adicciones, que también. Me refiero a que la gente se piensa que te pasa algo, que estás mal, abatido, cansado, cascado o enfadado con la vida. Y no, sólo estás esperando que el calendario te dé la razón. Hoy, por fin, me la da. Hoy rechazo muchas más cosas de las que me atrevo a aceptar. Cuando antes era al revés. Hoy mi maleta es cada vez más pequeña, hoy llevar menos es más.

41. Y tengo que decirlo, me pillan muy cerca de donde quiero estar. Rodeado de gente a la que quiero y admiro. Haciendo cada día lo que me hace madrugar sin necesidad de ponerme el despertador. Disfrutando de cada minuto con alguien que pronto cumplirá sus 6 vueltas al sol y las 1.200 que a mí ya me da. Amando como nunca había amado antes, toelrrato. Y dándolo todo para que cada día no se parezca a ninguno de los que pueda recordar.

41. Un número muy similar a los invitados a esta cena. Estáis los que tenéis que estar. Es cierto que cada vez me falla más gente. Pero creo que eso es malo y bueno a la vez. Malo, porque hoy los echaremos mucho de menos. Y bueno, porque eso significa que la vida nos reclama en cada vez más sitios donde no podemos faltar. También, como cada año, hay gente que se estrena en esta cena y gente que, de tanto ignorarnos mutuamente, ha dejado de figurar. Ojo que no hay acritud ninguna, yo lo llamo peeling social. La variante sociológica de la selección natural.

41. Un número que no debería volver a contar. Y sin embargo, es el único que realmente cuenta. El único del que debo estar muy orgulloso y fardar, siempre que pueda, fardar. Porque si había alguna alternativa a cumplir los 41, era la alternativa de no llegar.»

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Enemigos ínfimos.

Enemigos ínfimos.

Publicado el miércoles, 25 de noviembre de 2015, en ElPeriódico.com.

Captura de pantalla 2015-09-03 a la(s) 19.21.55«Me gustaría referirme a Marcel Proust para arrancar este artículo. Citar a Rawls, a Gramsci o a Derrida para esbozar mi línea argumental y a partir de ahí, desarrollar. Me doy cuenta de que quedaría como dios, de lo más hipster y asambleario. Pero la verdad es que me voy a basar en Megamind, una de las últimas películas de animación de Dreamworks. Qué le vamos a hacer, son los referentes más recientes y honestos de cualquier padre que se precie. Ah y encima, la voy a citar para hablar de fútbol.

El caso es que he elegido esa peli porque tiene un guión de lo más curioso. Para empezar, el protagonista es el malo. Un malo que es tan bueno haciendo de malo, que hasta llega a ganarle la partida al bueno. No, no estoy reventando el final. Porque ése es sólo el principio. Y es que a partir de ahí, el malo se da cuenta de que se aburre, que no sabe qué hacer con su vida, que él no es nada sin un bueno que esté a la altura de su maldad. Que la vida de un antagonista no tiene sentido sin un protagonista al que borrar del mapa.

Pues bien, fue exactamente así como me sentí el pasado sábado mirando el clásico. Vaya por delante que no le quito ni un ápice de mérito a los de Luis Enrique y al mismo Lucho. Cuando un equipo juega bien, juega bien y punto, y contra todo un Real Madrid es de quitarse el sombrero. Puede algún día estar mal, pero el Barça, si algo no sabe ser, es malo.

Sin embargo, a mí que me gusta tuitear los clásicos más que a un tonto un lápiz -hasta me he llegado a preguntar si no son la misma cosa-, hubo algo que me hizo contenerme y no decir ni mú durante todo el encuentro. Estuve buscando el momento de decir algo, y no lo encontré, había algo que fallaba y no lo descubrí hasta que vi el resultado final. Aunque un 0 a 4 no fuera un marcador insólito en este tipo de partidos, ni siquiera otras victorias aún más aplastantes me dejaron un regusto tan amargo como ésta.

Y la diferencia estuvo en el rival, que no fue rival. Fue un enemigo ínfimo. Y eso que sé poco o nada de fútbol. Pero precisamente por eso, para que me dé cuenta yo, eso es que no sólo jugaron muy pero que muy bien, sino que lo hicieron contra un equipo que jugó muy pero que muy mal.

Y qué hacer cuando tu enemigo está en baja forma. Pues animarle.

No me gusta ver al Real Madrid así. No lo quiero volver a ver así. Yo no sé si el problema es Rafa Benítez, Florentino o la BBC. Y francamente, me da igual. Como socio del Barça, exijo un Real Madrid a la altura de un clásico del siglo XXI. Que se arreglen pronto con sus problemas internos y que vuelvan a ser lo que fueron.

Quiero verles levantar cabeza, que vuelvan a disputarnos todos los títulos.

Y quiero hacerlo para volvérselos a ganar.

Piensen que podría haber sido peor. Podría haber marcado Piqué.»

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Al Rincón · Temporada 2 · Capítulo XVIII · Ricardo Darín y David Guapo

Al Rincón, 23 de Noviembre de 2015, Antena 3.

No os tenemos miedo.
Ya podéis golpearnos mil veces.
Quitarnos a nuestros seres queridos.
Hacernos daño donde más nos duele.
Que no os tendremos miedo.

Nos haréis llorar, nos haréis sufrir.
Sentir impotencia.
Rabia.
Frustración.
Pero miedo, no.

Porque cada vez que nos tiréis al suelo, nos pensamos levantar.
Porque cada vez que nos hagáis callar, volveremos a cantar.

Bien alto.

Y es que es justamente eso lo que vosotros pretendéis cargaros. Lo que nos hace ser quien somos.
No se llama ausencia de miedo.
Se llama libertad.

Ver el programa completo:

Captura de pantalla 2015-11-24 a la(s) 11.20.06

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Amor, verdad, justicia y vida.

Amor, verdad, justicia y vida.

Artículo publicado el domingo, 20 de Noviembre de 2015, en ElPeriódico.com.

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Il·lustració de Leonard Beard.

«Ni salud, ni dinero, ni amor. Bueno, amor sí. Pero igual no tal como nos lo han enseñado. Además, en el resto hemos errado mucho el tiro, hemos andado muy equivocados, y así nos ha ido, la verdad. A todos en general y a mí el primero. Porque tener las tres cosas a la vez jamás te ha garantizado nada. Porque perder cualquiera de las tres puede ser simplemente un problema coyuntural. Lo único que sí hay que procurar y procurarse para toda la vida son otros conceptos, que además no son tres, sino cuatro. Yo los llamo amor, verdad, justicia y vida.

Amor. Si aún hay que explicarte por qué es necesario, muy poco podemos hacer ya por ti. Amor en todas sus vertientes y variantes. Desde el simple cariño y afecto necesarios para funcionar por la vida hasta el amor más profundo e incondicional, al alcance sólo de madres y poco más. Desde el ecoñamiento -o empollamiento- más vergonzoso hasta el te quiero como un amigo de los que sólo me apetece abrazar. Mientras sea sincero, qué más da. Todo suma. Que conste que no sólo se trata de recibirlo sino, sobre todo, de repartirlo bien. Si encima tú eres el beneficiario, pues mejor que mejor. Cuanto más acumulas, más debes distribuir. Ojo que esto no es caridad. Es higiene moral. Porque si te lo quedas y no lo repartes, se te acaba pudriendo dentro. Como aquella planta a la que han encerrado sin luz. Se te acabará consumiendo, y por el camino encima te habrá quitado el oxígeno para respirar.

Verdad. Sabes que estás rodeado de verdad cuando escuchas cosas que no tenías previsto escuchar. Las opiniones que no te gustan. Las preguntas que te incomodan. Las respuestas que no has pensado tú. Los enemigos guardan siempre nuestro perfil más auténtico. Un antagonista honesto es un regalo al que hay que cuidar. Y es que lo imprevisible es siempre más cierto que lo que esperábamos que ocurriese. Porque planificar algo es adulterarlo con un tipo de mentira también conocida como control. Y eso no significa que no podamos hacer planes. Significa que sólo tienen algún sentido cuando alguien los rompe. El resto, es creernos nuestro propio engaño. Afortunadamente, la vida no nos espera que hagamos nuestros planes para ponerse a cumplir órdenes. Por eso es más verdad lo que viene de fuera, así como lo que nos provoca por dentro de manera espontánea. Todo lo demás tiene mentira, o mejor dicho, falta sinceramente a la verdad.

Justicia. Justicia de las que no se ganan por oposición. Justicia contemplada como todo aquello que no puede aplicar un juez porque ninguna ley se lo exige. Política de máximos existencial. Porque lo que es realmente de justicia es todo el bien que haces aun cuando nadie te obliga. Cuando nadie te ve. Y si me apuras, cuando nadie se tiene por qué enterar. Si lo tienes que gritar a los cuatro vientos, si esperas algún tipo de recompensa, si te quedas preguntando qué hay de lo mío, eso no es de justicia, entonces ya estás comerciando, y se llama servicio. Te pagan en especie pero te pagan y eso lo convierte todo en un acto transaccional.

Y por último, vida. Vida que incluye tener salud, por supuesto, pero que es mucho más amplia que respirar sin que nada te duela. Consiste en disfrutar y hacer disfrutar pese a todo, en contagiar a todo tu entorno de ganas de más. Consiste en transformar el camino por el que transitas, en dejar el mundo aunque sea sólo un poco más bello de lo que te lo encontraste. Vida que consiste en intentar no robarle la energía a nadie, sino en tratar de recargársela. Vida que consiste en ser más motor que remolque. Batería extra para la alegría de los demás. Es quizás la variable más fácil de comprobar. Si no mejoras el mundo, lo estás empeorando. Te pongas como te pongas. Ya está.

Estos son mis cuatro puntos cardinales. Mis ejes de ordenadas y abscisas vitales. Sin ellos no sabría dónde colocar mis decisiones. Y ya no digamos distinguir el bien del regular.»

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La nueva forma de ver las cosas de Risto Mejide.

Risto Mejide se ha convertido en la nueva imagen de RadikalVip, una de las marcas de referencia en la fabricación de gafas vintage de bambú. Un complemento a su peculiar forma de ver las cosas y que ya se ha convertido en un elemento característico de la nueva temporada de Al Rincón.

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La amplia gama de gafas le permite a Risto en cada entrevista poder cambiar de modelo, cada uno hecho a mano en madera natural a partir de un estilo y un color diferente.

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Al Rincón · Temporada 2 · Capítulo XVII · Cayetano Martínez de Irujo

Al Rincón, 16 de Noviembre de 2015, Antena 3.

Declaración Universal de Sentimientos Humanos.

Yo, como cualquier aspirante a convertirse en bonito recuerdo, declaro…

Primero. Tengo derecho a amar y a ser amado. Esta cláusula deberá ser respetada incluso por quien no me quiera a mí. Da igual. Como cantó el maestro, fue siempre más feliz quien más amó.
Segundo. Tengo derecho a enamorarme incluso de quien yo no haya decidido. Sobre todo de quien yo no haya decidido. Enamorarse jamás fue una decisión. Ser feliz, sí.
Tercero. Tengo derecho a que nadie, y cuando digo nadie me refiero ni siquiera a mí mismo, esté legitimado para juzgar mi relación. Por encima de raza, edad, sexo o religión, si dos personas han decidido quererse, quién eres tú para juzgarles.
Cuarto. Tengo derecho a buscar ya no buenas parejas, sino buenas ex. Y a sentir lo que no haya sentido jamás. Y tengo derecho a sentirlo de primera mano cada vez que lo haga. Porque puede que el corazón no envejezca. Pero la mirada sí.
Quinto. Tengo derecho a perdonar y a ser perdonado. Jamás por partes iguales, esto no es una ecuación, y si lo fuera, sería incapaz de despejarme yo.
Sexto. Tengo derecho a llorar cuantas veces quiera por todo aquello que dejé o me ha dejado. Por todo lo que jamás entenderé. Por todo lo que se me quedó en el tintero. Tengo derecho a echar de menos todo lo que jamás me ocurrió. Y tengo derecho a remover mi pasado a las tres de la mañana, aunque todos sepamos de antemano que siempre será un error.

Séptimo. Tengo derecho a abrazar como si no hubiese un mañana. Porque algún día sé que tendré razón. Y ese día será demasiado tarde.
Octavo. Tengo derecho a querer a quien no conozco pero sé que sufre. Sobre todo si sé que sufre. Esto último, más que un derecho, es una obligación.
Noveno. Tengo derecho a quererme a mí lo justo para poder empezar a querer a los demás.
Y décimo. Igual que tengo derechos, también tengo una obligación y sólo una: la de seguir los dictámenes de mi corazón por encima de todo lo que pase e intentar siempre dar más de lo que reciba.
Así lo firmo a día de hoy, desde este lugar del planeta, con todos y cada uno de mis latidos.

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Esta noche, Cayetano Martínez de Irujo se sienta en ‘Al Rincón’ de Risto.

‘Al Rincón’, lunes 16 de noviembre a las 24:00h, en Antena 3.

Cayetano Martínez de Irujo se confiesa a Risto Mejide.

El hijo de la Duquesa de Alba se sienta en ‘Al Rincón’ para hablar por primera vez de los momentos más importantes de su vida.

Cayetano Martínez de Irujo se sienta frente a Risto Mejide en Al Rincón para conversar por primera vez de los momentos más importantes de su vida y que «jamás había explicado a nadie», como él mismo confiesa. El hijo de la Duquesa de Alba se sincera con el publicista para repasar su relación con los maridos de su madre, la relación con sus hermanos, además de hablar del legado y herencia de la Casa de Alba a pocos días del primer aniversario de la muerte de su madre.
El aristócrata y jinete visita Al Rincón coincidiendo con el primer aniversario del fallecimiento de su madre, Cayetana de Alba, y explica cómo está viviendo su familia esta efeméride, revelando algunas conversaciones familiares desconocidas hasta este momento. Además, valora el hecho de que los reyes eméritos y los actuales no acudieran al funeral de su madre, opina sobre las impresiones que le causó Iñaki Urdangarín cuando le trató, y rememora una infancia y adolescencia en ocasiones lejanas a una situación idílica, así como lo mucho que le costó iniciar y mantenerse en una carrera deportiva de competición.

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Una, grande y libre.

Una, grande y libre.

Artículo publicado el domingo, 15 de Noviembre de 2015, en ElPeriódico.com.

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Il·lustració de Leonard Beard.

«Te voy a ser franco. No deja de ser irónico que una de las expresiones más utilizadas en España a la hora de anticipar algún tipo de confesión cargada de honestidad incluya en nuestro caso el apellido de un dictador que, como todos los dictadores, lo primero que hizo fue abolir cualquier verdad que no fuera la suya.

Toda dictadura es un error elevado a la categoría de estado. Y como tal, incluye todo tipo de errores grandes y pequeños, desde la vergonzosa supresión de libertades y derechos fundamentales, hasta la adopción de utopías erróneas normalmente materializadas en eslóganes de lo más absurdos -y digo adopción porque son siempre ideas preexistentes, alguien tan ocupado en destruir personas y cosas es imposible que sea el creador de nada útil-.

Tomemos como ejemplo “una, grande y libre”, un eslogan que ya había aparecido en algún medio escrito a principios de los años 30 y que lamentablemente acabó acompañando a nuestros padres y abuelos durante demasiados años. Pues mire usted, ni una, ni grande, ni libre. Y menos aún con usted al mando. Y después, tampoco se crea. Si alguien aún está convencido de lo contrario, que se dé hoy una vuelta por el Parlament catalán, por el Sáhara occidental y por los pasillos de Bruselas.

Sin embargo, yo creo que el caudillo y sus secuaces no entendieron bien el eslogan. Lo adaptaron mal. O no se pararon a pensarlo mucho, estarían muy ocupados inaugurando pantanos, no sé. El caso es que una, grande y libre sirve como guía para todo, menos para una patria. Eso sí, es tremendamente práctico para cualquier otra cosa. A mí al menos me sirve como sistema de toma de decisiones.

Si buscas pareja, búscate una que sea una, grande y libre. Empiezo por el final. Que esté libre parecerá evidente, pero es que lo es porque está demostrado que te ahorrará muchos problemas. Lo cual no significa que en el momento de conoceros ella no tenga pareja. Yo creo que queda clara la distinción. También es importante que sea una. Lo de buscarte dos -o más- será muy bonito para algunas fantasías sexuales, pero tiene que ser un lío. La prueba es que los polígamos no son mucho más felices que los monógamos. Y si lo son, no me da la gana de pensarlo. Y por último, que sea grande. Grande en el sentido más amplio de la palabra. Grande en cuanto a vasta, a disponer siempre de inmensas llanuras de terreno por conquistar.

Si funciona para las parejas, funciona para todo lo demás. Tú quieres hacer un viaje, mejor que sea uno, grande y libre. Al menos así lo he vivido yo siempre. Desde que tengo cuenta corriente, siempre he preferido esperarme a tener dinero para hacer EL viaje que gastarme el mismo importe en decenas de pequeños viajes. Ya, ya sé que eso al final es muy personal. Pero en lo que sí que espero que estemos de acuerdo es en lo de libre. Que sea un viaje grande o pequeño, pero que puedas tomar decisiones sobre la marcha lo convierte ya no en un viaje, sino en una metáfora de vida concentrada en unos días. Y eso no se puede pagar con dinero.

E igual que sirve para un viaje, cualquier decisión de compra también será más sencilla gracias al eslogan franquista. Si no sabes qué libro leer, que sea uno, grande y libre. Si no sabes qué película ir a ver, que sea una, grande y libre. Si no sabes qué plato cocinarte, que sea uno, grande y libre. Si no sabes qué coche comprar, que sea uno, grande y libre. Si no sabes qué móvil te conviene, que sea uno, grande y libre.

Y si quieres estar bien informado, la excepción que confirma la regla, aparte de suscribirte a columnas como ésta -si no lo digo yo quién lo va a decir-, mejor bebas de muchas y variadas fuentes, porque nadie, absolutamente nadie que asegure ser totalmente libre, estará diciendo toda la verdad.»

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Mi mandato.

Mi mandato.

Publicado el miércoles, 11 de noviembre de 2015, en ElPeriódico.com.

Captura de pantalla 2015-09-03 a la(s) 19.21.55«Oiga usted, desconéctese usted si le da la gana. Pero no cuente conmigo. Así que por lo que más quiera, deje de hablar de mandato democrático. Haga los gestos y declaraciones unilaterales que usted desee pero hágalos en su casa, no en sede parlamentaria porque entonces los está haciendo también en mi nombre. Mi mandato, que conste, es otro. A tenor de las últimas elecciones, el mismo que el de la mayoría del pueblo catalán. Y como la última vez que lo miré, la democracia era el mandato de la mayoría, déjeme recordarle cuál es nuestro mandato, o bueno, mejor dicho, el mandato de uno más, pero que se siente parte de esa mayoría.

Mi mandato es que dejen de hacer el ridículo. Que dejen de jugar a los estaditos y atiendan los problemas reales de Catalunya que -oh sorpresa- son sospechosamente similares a los del resto de España. Paro. Desigualdad. Recortes. Corrupción.

Mi mandato es que limpien su casa, su partido, su 3%, sus 15 sedes embargadas, su fundador y su familia de corruptos -cada vez menos presuntamente-, su tesorero en prisión. Y que lo limpien todo a fondo. De verdad. Y que hasta que no estén limpios, no se les ocurra ponerse ante los catalanes. Que se les caiga la cara de vergüenza. Son la deshonra de una tierra que no les merece. Ferrusola dixit.

Mi mandato es que acaten la ley. Y que si ésta no les gusta, luchen por cambiarla. Y luchar significa negociar, obtener la mayoría en la cámara de representantes legitimada para cambiarla. Igual que yo no puedo montar un referendum en mi coche para decidir a qué velocidad iremos hoy por la autopista, ustedes no pueden saltarse las instituciones que un día juraron o prometieron respetar. Y si no le sale el cambio que usted quería, no coja un berrinche y empiece a perder los papeles. Que jamás rompa la baraja. Porque si lo hace, lo único que demuestra es que no está capacitado para el cargo. No es competente. A su casa. Y que venga otro.

Por eso mi mandato es que respeten al Tribunal Constitucional. Por muy politizado que nos parezca a todos. Sí, a mí tampoco me gusta que algunos jueces hayan demostrado sus colores de manera tan poco decente. Pero peor que tener un TC de ese modo, créanme, es no tenerlo. O peor aún, que lo monten ustedes.

Y ya puestos, mi mandato va más allá. Mi mandato es que devuelvan el dinero que ha costado esta chapuza llamada procés. Como mínimo nos deben el 52% de ese dinero público que se ha malgastado en teatrillos de broma, en urnas de cartón y en propaganda sectaria enfocada a justificar y justificarse. Y el otro 48% espero que también se lo reclamen por ineficaz.

Sí, ya sé que mi mandato es sólo mío y que no represento a todo el mundo.

Pero usted tampoco lo hace cuando hace lo que hace, y ahí está.»

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Al Rincón · Temporada 2 · Capítulo XVI ·Pedro Sánchez e Isabel Allende.

Al Rincón, 9 de Noviembre de 2015, Antena 3.

De qué dependen.

De qué dependen tus sueños.

De qué dependen tus proyectos.

De qué dependen tus dudas y tus miedos.

De qué dependes tú.

De quién dependes.

A quién hay que preguntarle si estás bien.

De quién depende que sonrías.

De quién depende tu felicidad.

De quién depende que mañana vayas a tener un buen día.

Dime, en serio, de quién dependes.

En manos de quién te has puesto.

En manos de quién estás.

A cuenta de quién has hipotecado tu futuro.

O mejor aún, tu presente.

 Tu dignidad.

A quién has decidido regalarle tu estado de ánimo.

En quién has delegado el poder de cambiar tu humor.

O tu capacidad de cariño.

O tu esperanza. Tu basta ya.

De dónde te crees que salen los sueños.

Por dónde te crees que empiezan los cambios.

Y dónde te has pensado que las utopías empiezan a llamarse realidad.

Estas preguntas son las verdaderamente importantes.

Las únicas que deberías estarte haciendo.

Porque la única independencia posible es aquella que te libera por dentro.

Porque el único progreso consiste en que algún día, todo eso, tan sólo dependa de ti.

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El gesto y el símbolo.

El gesto y el símbolo.

Artículo publicado el domingo, 08 de Noviembre de 2015, en ElPeriódico.com.

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Il·lustració de Leonard Beard.

«Malos tiempos para la expresión. Una expresión digerida, reflexionada, consciente, reposada y con distancia. Cuanto más nos comunicamos, peor nos expresamos. Para empezar, porque cómo vas a tomar distancia de aquello que corre siempre más que tú. La inmediatez se nos ha quedado obsoleta. La profundidad parece estar reñida con la rabiosa actualidad. Ya nadie se sienta a pensarse una respuesta. Y ya no digamos a preguntarse qué es lo que tendríamos que preguntar.

Existe un continuo en el que todos nos hallamos inmersos, un marasmo de datos e informaciones sin contrastar a las que llamamos ahora, al que le ha pasado lo que ocurrirá a la serie Cuéntame, que de tanto correr, algún día nos adelantará. Y así andan los medios, tratando de colarse en la rendija que existe entre la oportunidad de rentabilizar una exclusiva y el coste horas/hombre necesario para cotejarla y no acabar haciendo el ridículo. A veces, el ya es demasiado tarde llega incluso antes del no te lo vas a creer.

A esto se le añade que lo único explícito está en los juzgados. Cuando ya todo es desengaño y decepción. El pasado es lo único que se nos presenta fiable. Todo lo demás son cosas implícitas, cosas que habría que ponerse a masticar. Sin embargo, tal como ocurren los hechos, a menudo no nos ha dado ni tiempo a interpretarlos, que ya lo estamos haciendo. Las conclusiones ya no se sacan, ahora se arrancan. Oye, ha pasado esto, pon cara de experto, hazme un one-page dossier que te sirva para borrador del libro que sacarás esta tarde y por lo que más quieras arréglate esa corbata, que salimos al aire en 3,2,1… Y así nos cunde el pelo -a los que os quede-, atiborrándonos toelrrato de bollería industrial cruda o a medio hornear.

Por eso son tan importantes los símbolos y los gestos en estos momentos. Por eso se los andamos exigiendo a los políticos. Y a las grandes empresas. Y a cualquiera que ostente cualquier cargo en cualquier lugar. Pero es que creo que también hay que pedírselos a la pareja. A los amigos. A todo dios. Los gestos, los símbolos, la mujer del César, saber llenar con ejemplos la ejemplaridad. Ya no nos basta con ser, hay que saber parecerlo también.

Nos han engañado tanto y de manera tan flagrante que sabemos que la honestidad es como la felicidad, un concepto que sólo es demostrable en el largo plazo. Así que optamos por exigir alegría, ese concepto más mundano, cotidiano e inmediato, el del ya. Usted al menos esfuércese por parecer honrado hoy hasta que pueda demostrarnos que realmente lo fue.

Cuanto menos tiempo para conocer, más importancia cobran gestos y símbolos. Son el sustituto de la sabiduría, la del amor a la verdad. Son nuestro asidero para actuar, porque eso sí, hay que seguir actuando, la vida ni puede ni debe esperar.

Y por qué hablo siempre gesto y símbolo como cosas separadas, si en la mayoría de foros se acaban utilizando como sinónimos. Porque no tienen nada que ver. Porque no son lo mismo. Porque hay que saberlos diferenciar.

Según la RAE, un gesto es un “acto o hecho que implica un significado o una intencionalidad”. Fichemos a un Jefe de Estado Mayor de la Defensa. El gesto será interpretado por lo que significa y por nuestra intencionalidad. Y con eso habremos dicho más que con cien mítines. Si hay algo mejor que dar tú una noticia es que otros no puedan evitar darla por ti. Y así se llenan horas de tertulias y contenidos y analistas. Y así habremos cubierto una jornada más hacia la gloria o hacia el fracaso, da igual. Cuando son las palabras las implicadas, el significado acaba siendo imputado por la emoción que provoca.

Y ahí, en la emoción, es donde surge el símbolo. Un símbolo se define como toda “forma expresiva que utiliza la sugerencia o la asociación subliminal de las palabras o signos para producir emociones conscientes”. Sugerir para provocar emociones. Asociar para emocionar de manera consciente. Yo hago esto para que tú sientas aquello.

Que el gesto acabe transformándose en símbolo depende, básicamente, de las emociones que sepa despertar. La emoción del cambiémoslo todo para que todo siga igual. O la emoción del ahora que funciona, no lo toques, y cambiemos sólo aquello que haya que cambiar. Ése es el verdadero y único bipartidismo. Y la fiabilidad es y seguirá siendo patrimonio exclusivo de gestos y símbolos, que valen su peso en oro hasta que algo o alguien nos demuestre lo contrario.

Todo lo demás, son cosas que ya se verán.»

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Al Rincón · Temporada 2 · Capítulo XV · Albert Rivera y Miguel Poveda.

Al Rincón, 2 de Noviembre de 2015, Antena 3.

No me dejes.
Ahora que por fin te he encontrado, por favor, no me dejes.
Aunque a partir de hoy tengas cada día un nuevo motivo para abandonarme.
Te lo ruego.
No me dejes.
A medida que vayas descubriendo mi catálogo de defectos.
O que pongas a prueba mis virtudes de temporada.
Te lo suplico.
No me dejes.
Y cuando ya se me hayan acabado todos los trucos.
Cuando me equivoque más veces de las que acierte.
Cuando dejen de hacerte gracia mis chistes repetidos.

Sólo te pido una cosa.
No me dejes.                  

El día que ya te sepas todo mi vestuario.
Cuando ya puedas contar mis historietas mejor que yo.
Cuando ya me sea imposible sorprenderte con nada.
Y este príncipe azul  destiña por los cuatro costados.

Y cuando otras personas se te presenten apasionantes, nuevas y misteriosas.
Tu sigue conmigo y no me dejes.
Ya sé que tampoco te estoy dando ninguna razón para quedarte.
Pero es que el día que necesites alguna razón para quedarte.
El día que tengas que tirar de ella para seguir aquí.
Ese día te lo ruego, hazte un favor y déjame.

Ver el programa completo:

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Albert Rivera y Miguel Poveda, esta noche con Risto Mejide en ‘Al Rincón’.

‘Al Rincón’, lunes 2 de noviembre a las 24:00h, en Antena 3.

‘Al Rincón’, ahora los lunes por la noche en Antena 3.

En el próximo programa de ‘Al Rincón’, Risto Mejide conversará con Albert Rivera y Miguel Poveda.

El líder del Ciudadanos hablará sobre las elecciones generales que se celebrarán el próximo 20 de diciembre.

Por su parte, el cantaor flamenco mostrará su lado más personal en una íntima conversación con Risto.

Disfruta de un nuevo programa de ‘Al rincón’ el lunes, 2 de noviembre, a las 00:15 horas en Antena 3.

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Ojalá te mueras.

Ojalá te mueras.

Artículo publicado el domingo, 01 de Noviembre de 2015, en ElPeriódico.com.

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Il·lustració de Leonard Beard.

«Ojalá te mueras. Creo que es lo más bonito que se le puede decir a alguien. Creo que es lo más bonito que me han podido desear jamás. Ojalá te mueras. Así, sin fecha concreta, pero también sin escapatoria. Sin remedio. Sin concesiones. Gracias, cariño mío. Y tú que lo veas, corazón. Anda, alcánzame otro panellet. O mejor aún, 100 gramos de carne roja procesada. Da igual.

Hoy que nos acordamos de todos aquellos a los que alguien tuvo el valor de ponerle nombre de santo. Seres que ya obraron el milagro más grande que existe, que consiste en dejar a gente que se empeñe en recordarles, que esté dispuesta a echarles de menos, que se pregunte cada año por qué ya no están. Hoy que los cementerios se convierten en el after hours de cualquier vida y las flores en el chocolate con churros de la defunción. Hoy que importamos miedo en forma de happy meal, hoy que de pronto la OMS descubre que de algo tenemos que morir y que nadie sospecha de sus “sanas” intenciones, hoy que todos somos un poquito más descendientes que condescendientes, hoy deberíamos desearnos entre todos una muerte como cada dios mande. O mejor aún, una muerte más al azar.

Hoy te deseo con todo el alma, ojalá te mueras. Porque eso, para empezar, significa que habrás tenido que estar vivo alguna vez. Es la única condición necesaria para morirse. Haber vivido de verdad. Quedarte sin aliento por encima de tus posibilidades, saber hacer algo más allá del acto reflejo que supone respirar. El vivo al hoyo, sí, porque cuánto vivo aún no sabe a ciencia cierta si realmente lo está.

Ojalá te mueras. Por lo que implica también de hacerte un regalo personalizado. Que alguien esté deseando algo para ti y para nadie más. Algo que en principio ya te iba a ocurrir sin necesidad de empujoncitos, pero parece que de pronto hay prisa por que te ocurra a ti y no a otro. No es maravilloso. Tú el primero. Tú antes que el resto de los mortales, que curiosamente siempre son los demás.

Pero es que encima te dice que ojalá te mueras de verdad. Morirse tanto como para dejar de existir. Morirse a lo bestia. Morirse de punto y final. Dejar un hueco imposible de rellenar. Porque eres tan grande como el vacío que dejas. Es el principio de Arquímedes existencial. Un cuerpo total o parcialmente sumergido en una vida recibe un empuje de abajo hacia arriba igual al peso de los recuerdos que deja tras de sí. Y el resto es la nadería más vacua. El resto es pasar por la vida como quien no está.

Y eso sí, que no te engañen. Nadie se acuerda de alguien que no molestó jamás. Para dejar recuerdo es necesario, primero, incordiar bien incordiado. Haber ocupado un espacio. Ocupado de okupar. Instalarse ahí sin pedir perdón ni permiso. Esculpir un Chillida en vida ajena. Y es que en cuanto ocupas algún lugar, el que sea, molestas a alguien que ansiaba ese espacio tuyo para pasar, porque lo consideraba suyo, o simplemente para observar la vida a través de él, o para no hacer nada, es lo mismo, da igual.

Así que no te extrañe que haya gente a la que tengas, literalmente, que apartar. Porque son o ellos o tú. Y ojo, tómatelo siempre como un homenaje. Que alguien se postule como tu Valentino Rossi significa que ese alguien te considera todo un Márquez. Y hoy por hoy existen pocos más grandes que Marc. Piénsalo la próxima vez que alguien intente empujarte y tirarte al suelo. Todo cadáver sirve de adoquín para una nueva vida por asfaltar. Es ley de vida, independientemente del qué dirán.

Ojalá te mueras, sí, pero no cuando te lo deseen, sino cuando a ti te apetezca acabar.

Mientras tanto, devuélveles una sonrisa cada vez que te lo deseen.

Y mírales con la insolencia de quien sigue vivo otra jornada.

Y mírales con la satisfacción de quien sí lo sabe disfrutar.»

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Tropos en San Jerónimo.

Tropos en San Jerónimo.

Publicado el miércoles, 28 de octubre de 2015, en ElPeriódico.com.

Captura de pantalla 2015-09-03 a la(s) 19.21.55«Pase lo que pase el próximo 20-D, hay algo que seguro va a pasar y que aún no veo que se esté comentando demasiado, quizás porque no interesa darle mucho bombo, o igual porque no se considera suficientemente importante, no sé.

Lo que está claro es que ocurra lo que ocurra, dos formaciones políticas podrán sentarse en el Congreso de los Diputados por primera vez, y no serán dos incorporaciones cualesquiera. La Carrera de San Jerónimo acogerá en su más insigne institución a dos equipos nuevos capitaneados por sendos novatos que llegarán cargados hasta los dientes con el arma de persuasión masiva que les habrá llevado hasta ahí: la palabra.

Son los Gorgias y Protágoras del siglo XXI. Gracias a Gorgias destapamos las limitaciones de muchos tertulianos televisivos que iban de enterados hasta que alguien les indicó su lugar y sobre todo, el color de su discurso. Y gracias a Protágoras, muchos han descubierto que existen ligas de debate universitario, profesores como José Carlos Remotti y algo muy útil para la vida llamado retórica.

Dos políticos de la misma quinta que, aún sin coincidir en el contenido, sí han hecho de la forma su punto en común. Dos maestros en la esgrima verbal. Séptimo dan del cómo, aunque difieran sustancialmente en el qué. La prueba es que habrán convencido a suficientes españoles aún su nula experiencia previa en órganos de gobierno estatal. Y allí estarán, debutando, como el 60% de los parlamentarios del hemiciclo catalán.

Ansío ese momento. Sí, ya sé que la política es mucho más que expresarse bien, y que sólo con buenas intenciones no se cambia nada. Pero también hemos visto que es muy difícil hacerlo peor que los que había. Ahora nos toca disfrutar.

Porque pase lo que pase, creo que será muy bueno que los políticos de antes, los que llevan toda la vida aferrados a la poltrona, se vean cara a cara con los nuevos senséi de la discusión, aunque sólo sea para que alguien les pueda afear a la cara la cantidad de indecencia que hemos tenido que aguantar hasta ahora en silencio. Por fin alguien les va a desmontar. Y lo hará con estilo. Con charme.

Entrarán los tropos en San Jerónimo, y nosotros estaremos ahí para verlo. Metáforas, hipérboles, sinécdoques, y sobre todo ironía, muchísima ironía. Tropos, que en su origen significaba dirección. Que ya que nos van a estafar, al menos que lo hagan con arte.

Y a aquellos que minimizan el efecto de la palabra, recuerden que la retórica no consiste en expresarse bien en público; eso es oratoria. La retórica consiste en convencer al otro, o si no, no existe, no es tal. Y ahí sí que andamos muy necesitados. Políticos que no sólo quieran convencernos, sino que ante todo y sobre todo, sean todo unos maestros en el noble arte de escuchar.»

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Al Rincón · Temporada 2 · Capítulo XIV · Laura Pausini y Pedro Ruiz.

Al Rincón, 27 de octubre de 2015, Antena 3.

Agarraste mi dedo.
Aún no tenías ni una hora de vida.
Ni siquiera habías abierto los ojos por primera vez.
Y tú ya agarraste mi dedo.

La comadrona te había mostrado como alguien a quien yo ya tuviese que conocer.
Y yo me sentí más torpe que nunca.
Sin saber qué hacer.

O qué decir.
Ella me dijo que te cogiese y lo reconozco, fui un cobarde, te reconozco que no me atreví.
Temía hacerte daño, no saber ni por donde cogerte.
Sólo pude acercar mi mano a la tuya.

Y tú, en cuanto la sentiste, agarraste mi dedo.
Fuerte, muy fuerte, como diciéndome “sé quién eres, y te vas a quedar aquí conmigo, verdad?”

Y entonces lo entendí todo.
Entendí que me estabas agarrando por dentro.
Y que ya no me ibas a soltar jamás.
Entendí que estuvieses donde estuvieses, hicieses lo que hicieses a partir de ese momento,
Yo iba a sentirme agarrado por ti.

Desde ese momento, no ha habido un solo instante en el que no te sintiese ahí, apretándome bien.
De hecho, cuando las cosas se ponen feas, aún hoy, miro el dedo que me agarraste.
Y te noto ahí, aferrándote a mí como si yo lo pudiese todo.
Como si yo fuese inmortal.
Y siento que tengo que poder con todo.
Porque puedo con todo desde que agarraste mi dedo.

Y ahora que no puedo verte todos los días, ahora que la vida se nos ha complicado para los dos, tan sólo quiero recordarte una cosa.
Que pase lo que pase, nos pase lo que nos pase, papá siempre estará ahí, para que puedas agarrar su dedo y todo lo demás.

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Laura Pausini y Pedro Ruiz charlarán con Risto Mejide, esta noche en ‘Al rincón’.

‘Al Rincón’, martes 27 de octubre a las 24:00h, en Antena 3.

En el próximo programa de ‘Al rincón’, Risto Mejide conversará con Laura Pausini y Pedro Ruiz.

La cantante italiana mostrará su lado más personal en una íntima conversación con Risto.

Por su parte, el periodista hablará de su carrera profesional y de su futuro en televisión.

Disfruta de un nuevo programa de ‘Al rincón’, esta noche a las 24:00 horas en Antena 3.

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El Teorema de Nacho Vidal.

El Teorema de Nacho Vidal.

Artículo publicado el domingo, 25 de Octubre de 2015, en ElPeriódico.com.

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Il·lustració de Leonard Beard.

«El amor que sientes por alguien debería morir con ese alguien. La frase, dura como pocas he oído en mi vida, me la dijo hace poco mi señora madre, que, como toda abuela principiante, de pronto se siente cualificada para ponerse a sentenciar.

 Y como quien no quiere la cosa, nos pusimos a hablar de cosas de las que nunca hablamos. Y cuando ya me había olvidado de la primera frase, volvió a darme otro sopapo en forma de sujeto, verbo y predicado: por qué los seres humanos no conversamos casi nunca sobre lo realmente importante, y le dedicamos tanto tiempo a decirnos tonterías. Y volví a sentir como temblaban mis rodillas bajo la mesa, mis labios sobre mis dientes y el suelo entero bajo mis pies.

 Los vacíos. Esos vacíos que en realidad están llenos. Esos trasteros donde jamás llega la luz. Es el punto G de la vida; todos sabemos que existe, pero a la hora de ponerse a ello casi nadie sabe dónde está. Por eso son unos grandes desconocidos. La antimateria de la rutina. Nuestro desván emocional. Los huecos de nuestra biografía, donde ponemos todo aquello que duele demasiado tener que recordar.

 Cada vez me doy más cuenta de que la verdad sobre cada uno de nosotros se esconde entre esas rendijas de realidad. Porque juega al escondite con nuestra consciencia, porque se sabe inoportuna e inconveniente, porque es la única que conoce todo aquello que no nos conviene desempolvar.

 Por qué no hiciste aquello que querías hacer. Por qué no dijiste lo que deberías haber dicho. Qué hubiera pasado si hubieras contestado sí. O si te hubieras plantado allá. Ese amor que no perseguiste. O aquél del que no te supiste apear. Esa carrera que no estudiaste. Las cosas que jamás nos explicamos como pareja. Los lugares hacia donde nunca nos convino mirar. El día que decidas desempolvar cualquiera de esas preguntas, apártate porque la onda expansiva puede ser letal. O no.

 Si lo piensas demasiado, nos pasamos la vida en un antónimo insustancial. Son los llenos vacíos. Vacíos de gente relevante para nosotros. Vacíos de momentos que recordar. Llenos de nadería. Y tal y tal. Bla. Bla. Bla.

 Ya, ya sé que no todo ni puede ni debe ser intenso. Hay estupendos tan estupendos que han llegado a morir de trascendencia. Aquí yace otro hipster de la gilipollez abusiva. Descanse en paz.

 Y sin embargo, a lo largo de una misma vida, si tienes suerte y como mucho, tendrás dos o tres conversaciones memorables. Serán conversaciones que jamás habrás planificado. Serán momentos que vendrán disfrazados de uno más. Pero en cuanto te ocurran, o mejor dicho, en cuanto ya hayan ocurrido, los reconocerás, sin fisuras, sin lugar a dudas, con absoluta claridad. Son conversaciones que cambiarán el curso de las cosas. Son nuestros verdaderos puntos de inflexión. Jornadas de forma convexa que se volverán cóncavas al recordar.

 A toro pasado no te preocupes que ya intentarás darles significado, algún sentido y sobre todo, una intención, un porqué. En realidad pasó porque yo lo quise, porque no lo evité o mejor aún, porque tenía que pasar. Tú no eres Aries? Pues a los Aries les pasan esas cosas. Sobre todo los que tenéis ascendente en la cuarta casa. Otro hipster al hoyo. Y tal y tal. Bla. Bla. Bla.

 Por eso hoy quiero invitarte a explorar tus vacíos llenos. Sentarte ante alguien que te importe y atreverte a decirle aquello que jamás supiste admitir. Dejar de esperar a que pasen las cosas. Y por una vez en tu vida, forzarlas a hacer que ocurran. Empujarlas a pasar.

 El gran Joaquín Lorente decía que triunfar es llenar vacíos.

Yo lo llamo el Teorema de Nacho Vidal.»

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Vamos de paseo.

Vamos de paseo.

Publicado el miércoles, 21 de octubre de 2015, en ElPeriódico.com.

Captura de pantalla 2015-09-03 a la(s) 19.21.55«Pí. Pí. Pí. En un auto nuevo. Pí. Pí. Pí. Pero no me importa. Pí. Pí. Pí. Porque llevo torta. Pí. Pí. Pí. Si tienes más de 30 años, trata de leer estas líneas sin canturrearlas. Y si tienes menos, búscalas en Google o mejor aún, en Youtube. La he cambiado un poco, sí.

Porque vale, igual el coche no es del todo nuevo, pero si tenemos en cuenta que lleva menos de 40 años de democracia, como estado aún nos podemos considerar unos pipiolos. Así que lo llamaremos de ocasión. Mentiremos para venderlo y añadiremos que su estado es impecable. Que siempre ha dormido en garaje. Y eso sí, con alguna que otra rayadita a la altura de Catalunya.

Los que vamos dentro somos nosotros, y más que de paseo, del viaje que nos ha pegado la crisis esta que se pegó como hongos en una piscina pública: nadie sabe muy bien de quién los pillamos, pero no hay manera de que se marchen. De ahí lo de la torta, que como es una canción infantil no podemos hablar de soberana hostia.

Y sin embargo, y a pesar de todo, es al volante donde está ocurriendo el merdé. Se aproxima un posible cambio de conductor el próximo 20D. Un bájate tú que ya me pongo yo un ratito, siendo un ratito cuarenta y ocho meses y un día.

De un lado, dos partidos que ya agotaron su carné por puntos de sutura. Llevan tanto tiempo turnándose, que incluso han olvidado las normas de tráfico, o mejor, las han interpretado como les ha dado la gana. Se han saltado líneas rojas, continuas, varios ceda al paso y más de un stop.

La corrupción es otra forma de pensar que te puedes saltar todas las reglas porque al fin y al cabo, nadie te va a pillar. De hecho, cada vez que les pillaban, sobornaban al urbano de turno para hacer como si aquí no hubiera pasado nada. Los pasajeros hemos descubierto con estupor que encima conducían bien borrachos de poder, y que nadie tuvo los arrestos de hacerles soplar a tiempo. ¡Viva el vino! Déjeme que beba tranquilo, mientras no ponga en riesgo a nadie…

Por si eso fuera poco, el que nos ha traído hasta aquí lleva los últimos cuatro años con el freno de mano puesto. Anclado en el no diálogo, en los recortes, en el sí a todo a Frau Merkel y en la recuperación de los grandes números, tan grandes que jamás han cabido por el coladero que llegaba a la gente de a pie. Y es que claro, cuando estás parado y dentro de un coche, lo que tienes ganas es de joder.

Pero es que del otro lado están los novatos. Puede que tengan muy empollado el teórico, pero aún no se han sacado ni el práctico de ciclomotor. Y aún así, se postulan como única alternativa al volante. Uno no sabe si darles su confianza o una gran L verde en toda la espalda.

Comprenderán que haya veces que, más que de votar, lo que tengamos ganas los ciudadanos es de bajarnos.»

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Al Rincón · Temporada 2 · Capítulo XIII · Álex de la Iglesia y Blanca Padilla.

Al Rincón, 20 de octubre de 2015, Antena 3.

Llama a tu madre.

En serio, llámala.

Llámala porque sí.

No porque hoy sea el día de la madre.

Ni porque tengas nada nuevo que decirle.

O que celebrar.

Pero justamente por eso, porque es lo último que se espera.

Llama a tu madre.

Ahora. 

Llama a tu madre.

Estoy seguro de que ella quiere saber de ti.

Y si no te llama es porque no se atreve a molestarte.

O porque piensa que estás en tus cosas y que ya llamarás tú cuando te venga bien.

No sabe que justamente hoy estás  pensando en ella.

Que la echas de menos.

Llama a tu madre.

Porque la gente que jamás llama a su madre pudiéndola llamar, no es gente de fiar.

Coge el teléfono y llámala.

¿Todavía no estás marcando su número?

Que la llames.

Así, como quien no quiere la cosa.

Y cuéntale lo que sea.

Lo que te venga en gana.

O ahora que lo pienso,  mejor aún, que te cuente ella.

Que te cuente todo lo que tú no eres capaz de recordar.

Las noches que pasó en vela por ti.

Los días que sacrificó para poner el mundo entre tus manos.

Llama a tu madre

Piensa que un día la echarás de menos de verdad.

Y ese día, al menos, tendrás otra llamada para recordar.

Llámala ahora.

Y esta vez no le cuelgues porque tienes algo más importante que hacer.

Calla, escucha y cuando te pregunte por qué la has llamado, respóndele lo que quieras.

Pero yo de ti le diría una sola cosa.

Has llamado para darle las gracias.

Has vivido para darle las gracias.

No hace falta que utilices muchas palabras.

Basta con que le digas dos.

Gracias mamá.

Ver el programa completo:Captura de pantalla 2015-10-21 a la(s) 10.15.39

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El director Álex de la Iglesia y la modelo Blanca Padilla se sientan en ‘Al Rincón’.

‘Al Rincón’, martes 20 de octubre a las 24:00h, en Antena 3.

Esta noche, a las 24:00 horas, el castillo de Risto Mejide contará con la visita de dos invitados de excepción.

El director de cine Álex de la Iglesia y la joven modelo Blanca Padilla se sentarán a charlar con Risto en su rincón más especial.

No te pierdas esta noche un nuevo programa de ‘Al Rincón’ en Antena 3.

Captura de pantalla 2015-10-20 a la(s) 11.25.50

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Me da la prisa.

Me da la prisa.

Artículo publicado el domingo, 18 de Octubre de 2015, en ElPeriódico.com.

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Il·lustració de Leonard Beard.

«Tú vas conduciendo. Te aproximas a un paso de cebra. Y de pronto ves cómo un peatón corre para llegar a la vez que tú a las franjas blancas. Justo cuando le toca cruzarlas y tú obviamente le cedes el paso, ralentiza sus andares y lo cruza lo más lentamente que puede, tomándose todo su tiempo y el de todos los miembros su familia, que descansen en paz. Ahí lo tienes, mirándote desafiante, haciendo de cada paso hacia la otra acera una marcha triunfal. Y yo no sé a ti, pero a mí me da la prisa.

Tú llegas con prisa al aeropuerto. Has apurado más de lo que debías. Y el guardia de seguridad lo nota con esa especie de sexto sentido que tiene y empieza a desnudarte por fascículos y a deshacer tu maleta de mano, tomándose su tiempo, mirándote desconfiado, examinando cada objeto como si fuese la primera vez que lo ve y haciendo de cada prenda un ritual iniciático hacia la pérdida de tu siguiente vuelo. Y de nuevo a mí me da la prisa.

Me da la prisa con la gente que habla lento. Porque me dan ganas de acabarle las frases. Porque deberían emitirnos el trailer de todo lo que van a decir. Y luego si quieres te quedas a escuchar lo demás. La gente que se repite. Que sí, que con una vez que lo digas ya está. Ay.

Me da la prisa con la gente que te sirve lento. Porque aún no han entendido que el servicio es de todo menos slow. Que cada vez es más a tiempo real. Que si el consumidor lo quiere, lo quiere ahora, lo quiere ya. Y se buscará la vida por otro lado si tú no se lo das. A que parece evidente. Pues nah. Tan estúpido y ridículo como estrenar las películas dos meses más tarde que en su país de origen y luego quejarse de que la gente no esté dispuesta a esperarse a que haya una oferta legal.

Me da la prisa con la gente que llega siempre tarde a todos sitios. Porque son ladrones de tiempo que no volverá. Porque no tengo la culpa de su falta de previsión temporal. Y porque ya les doy cada vez menos minutos de margen. Ahora me levanto y me voy, cada vez más. Ya quedaremos otro día que te vaya bien quedar bien. Y ya está.

Las colas. Las salas de espera. Las musiquillas del call center. Pero es que también me da la prisa con algunos libros que leo. Les acabo dando cien páginas, no más. Y a ciertas películas, algo menos de la mitad. Si no me han enganchado para entonces, no sólo las dejo, sino que me ocupo personalmente de que nadie gaste su tiempo y su dinero en ellas. Que la vida no está para regalarse en aquello que no te aporta nada. Muy poca gente se merece que tú te dediques a esperar.

Igual es que me queda cada vez menos tiempo que malgastar, pero me da la prisa. No es que no sepa apreciar los tiempos muertos, la lentitud necesaria de algunas cosas y el ritmo necesariamente pausado de una evolución natural, que es más bello cuanto menos corre. Es que tengo derecho a decidir a qué me espero y a qué no. Si cada cual lo decide, es genial. Sentarse y reflexionar, como decía Vinicius, sentir el mundo rodar. Pero si es otro el que lo decide por ti, entonces es cuando me pongo malo, es cuando todo mal.

Es lo que yo llamo el Síndrome del Ahora Te Vas a Enterar. Gente que no ha acumulado en su vida todo el poder que ambicionaba, y que tiene que ir descargando su frustración de a poquito sobre los pobres e ilusos mortales que, aunque sea por un instante, dependen de su mediocridad. Ojo, y si eres famoso, conocido o tienes pinta de serlo, todavía más.

A todos ellos, a los que nos roban minutos para hacerse valer, va dedicada mi columna de hoy.

Gracias por ese cursillo exprés de paciencia aplicada que nadie os había pedido. Sois unos maestros en el noble arte de malgastar el tiempo ajeno, ejemplo vivo de la Marca España, y lamento profundamente que nadie de la Administración del Estado haya apreciado aún vuestro inmenso talento para algún puesto de mucha responsabilidad, tipo alguna Cartera Ministerial.

Espero que, como mínimo, tanta incompetencia os ayude a desgravar.»

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Send in the clowns.

Send in the clowns.

Publicado el miércoles, 14 de octubre de 2015, en ElPeriódico.com.

Captura de pantalla 2015-09-03 a la(s) 19.21.55«Durante el concierto de U2 el pasado viernes, hubo un momento mágico en el que un Bono un tanto pasado de carnes y algo mayor incluso para hacer de Bono -aunque con el talento intacto-, se marcó un snippet del “Send in the clowns”, quizás una de las más bellas melodías jamás compuestas.

Sólo unos días después, se me ocurrió ironizar en Twitter sobre el Día de la Hispanidad, sobre el ministro Morenés y sus ganas de sacar los tanques, pero también sobre el hashtag #NadaQueCelebrar. Y la que me cayó -por ambos lados- fue de palomitas al microondas. El caso es que me reí mucho, pero también me hizo pensar que hoy, en España -y ya no digamos en Catalunya-, el título de Sondheim cobra un sentido más literal que nunca.

Por eso reivindico, send in the clowns. Porque mira si estamos mal que hasta el término “payaso” se ha convertido en un insulto.

Send in the clowns. Porque reír se ha convertido en un deporte de riesgo. Allí donde hay alguien manufacturando risas, siempre aparece el típico perdonavidas agitando el garrote de la demagogia. Con lo mal que está todo, claro, como a ti te va todo de lujo. Serás cínico, ricachón capitalista, exigir risas cuando hay gente que lo pasa tan mal. Cuánto daño ha hecho el rictus de Podemos.

Cálmese, hombre, cálmese. Si precisamente, igual lo que estoy defendiendo es que la gente que peor lo pasa sea la que entone la primera carcajada. Hacia los de arriba, hacia los que les han quitado todo. Que se rían de ellos y que, por un momento, hagan lo que más le jode al poder, dientes, dientes, que les ridiculicen y les demuestren que hay cosas que jamás les podrán quitar. La sátira ha sido siempre el arma de la clase media. La ópera bufa fue siempre cosa de masas. Los ricos temen la risa del pueblo más que una troika. Iceta, mira, no bailes más.

Send in the clowns. Censores de sonrisas ajenas, son ustedes el Jorge de Burgos de El Nombre de la Rosa. Me recuerdan a la Semana Santa franquista, cuando se prohibía radiar música que no sonase fúnebre. “Hay cosas sobre las que no se puede bromear”. Así empiezan todas las dictaduras, los fundamentalismos y el retroceso social. Cuando el humor no es incorrecto, no es tal.

Send in the clowns. Porque necesitamos reírnos no menos, sino más. De todo y de todos. Quien censura cualquier broma está convirtiendo nuestra libertad en una pantomima de las que no hacen ni puta gracia. Da igual que sean unas caricaturas heréticas o el discurso antinacionalista de un galardonado director de cine. Si intentaban hacernos sonreír, debemos aplaudirles siempre y en todo caso, aunque no lo hayan conseguido. Sobre todo si no lo han conseguido.

Más Mongolia. Más Intermedio. Más @GerardoTC. Más Voltaire. Puede que no me haga gracia que te rías de eso, pero defenderé con mi vida tu derecho a hacerlo.»

Al Rincón · Temporada 2 · Capítulo XII · Carmen Maura y Pablo Iglesias.

Al Rincón, 13 de octubre de 2015, Antena 3.

Venid a por mí.

Venid si tenéis lo que hay que tener.

Que no os tengo miedo, que os estoy esperando, que además no estoy solo.

Lamentablemente, no estamos solos.

Mientras tanto, nuestras casas vacías y vuestros bolsillos llenos.

Ojalá se os pudra la conciencia con clausulas tramposas.

Ojalá se os caiga la cara de vergüenza.

Pero nada.

Venid a por nosotros.

Venid si tenéis lo que hay que tener.

Y ya puestos, venid a por todos.

Lleváoslo todo si tenéis lo que hay que tener.

Vosotros buscadnos, que nos vais a encontrar.

Porque si la echáis a ella, me echáis a mí.

Porque si la empujáis a ella, nos estáis empujando a todos.

Aún no habéis entendido nada.

Que vengáis os digo.

Que igual que un hogar no siempre son cuatro paredes.

A veces, para ser justo, no basta con tener la ley de tu lado.

Al fin y al cabo, si cuando ganasteis, lo ganabais todo.

Por qué cuando perdéis, solo perdemos nosotros.

Eh.

Por qué.

Ver el programa completo:

Captura de pantalla 2015-10-14 a la(s) 16.13.16

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