
Artículo publicado el domingo, 15 de Mayo de 2016, en ElPeriódico.com.

«Qué falta. Es la pregunta que deberíamos hacernos todos de tanto en tanto. Es la pregunta que nos obliga a dos cosas: a profundizar y a ser estratégicos. Profundizar porque nos fuerza a escarbar aquí y ahora, fijarnos para darnos cuenta, rebobinar, ser observadores, apartar lo que sí hay, lo que nos colma, lo que nos sacia, lo que al fin y al cabo nos tapa la vista y el resto de los sentidos también. Y ser estratégicos porque nos hace mirar hacia el futuro, es el primer paso para planificar, preguntarse para qué debería estar preparándome hoy, porque mañana puede que ya sea demasiado tarde, y es que seguramente lo será. Qué falta es el primer vencimiento del largo plazo. Qué falta es nuestro único antídoto contra el ya se verá.
Cuando lo que falta es evidente es cuando es doloroso. Cuando no podemos. Cuando se nos ha ido algo que echamos de menos. Echamos en falta. Es curioso que se diga echar de menos cuando suele ser algo que jamás has echado tú, suele ser algo que, simplemente, se te fue. Pero es que no siempre lo que falta es tan explícito. De hecho, la ausencia no dolorosa es la más común. Y la más peligrosa, debo añadir. Porque es la que crece hasta que nos mata por sorpresa, por la espalda y sin avisar. Es aquella analítica que jamás me hice. Es aquella pregunta que, por falta de algo, jamás formulé.
Qué falta. Es mucho más que hacer gala de nuestro inconformismo. Es ir mucho más allá de esta enfermiza insaciabilidad.
Qué falta. Al final es la gran pregunta de todos los test de inteligencia. Siga la serie. Complete la secuencia. Ponga su mente a cerrar círculos, que para eso ha sido entrenada durante siglos y siglos de —vamos a llamarlo— evolución. Ha sido la gran pregunta del científico y por ende, de la humanidad. Qué dato estoy ignorando. Qué observación aún no he tenido en cuenta. Qué hay donde aún no he mirado.
Y si es donde ya han mirado todos, es la pregunta del creativo. Del artista. Del crítico social. Del que pretende dejar el mundo más bonito de lo que se lo encontró. Mirar donde todo el mundo mira y ver lo que nadie más ve. La mirada que falta. La que no estaba. Y si no la llevas tú a cabo, seguramente, nunca estará.
Por eso es la pregunta del emprendedor. Científico y loco, matemático y artista a la vez. Si nadie ha visto el hueco, lo relleno yo. Triunfar es llenar vacíos. El Teorema de Nacho Vidal. Querer ser de lo que no hay.
Qué falta. Lo único que nos puede salvar de las tres dimensiones. De regodearse en las mieles del éxito y darse cuenta del pequeño fracaso que supone dejar de aprender simplemente porque algo ha funcionado. Qué falta es no aplaudirse más de lo necesario e imprescindible para animarse a continuar. Es la pregunta que nos lleva irremediablemente a la cooperación y a la solidaridad. Sí, yo tengo mis faltas, pero a ellos les faltan más.
Hace poco, en una conferencia ante start-ups, alguien con mucho criterio me preguntó cómo podía defender la duración de las marcas cuando estaba comprobado que cada vez duraban menos. La inmensa mayoría de las 50 primeras marcas de hoy no existían hace apenas 50 años. Y sin embargo, ahí estaba yo hablando de la durabilidad de los proyectos.
Mi respuesta apeló, como hacen todas las respuestas que pretenden serlo, a un gran poeta: que mientras dure sea eterno. Es obvio que la rotación de todo en nuestras vidas es mayor y seguramente va a seguir acelerándose. Es obvio que nosotros cambiamos de pareja, de casa, de trabajo y de vida con muchísima más frecuencia que nuestros abuelos. Lo cual no nos hace mejores, ni más listos, ni más felices, simplemente más estresados ante el tempo que marca una sociedad a ritmo del capital. Pero justamente, cuando en todas partes crecer es aprender a despedirse, qué falta. Aprender y sin embargo quedarse. Enamorarse y a pesar de ello, durar.
Que mientras dure sea eterno. Me lo tengo que creer de entrada porque si no, ya para qué voy a empezar. Y si seguimos intentándolo, es porque creemos que en algún momento nos va a tocar. Nadie en su sano juicio compraría décimos de un sorteo anterior.
Qué falta, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul.
Qué falta, niña de ojos infinitos, me faltas tú.»
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me gustassssssssssssss. como siempre
Me faltas tú.
Solo eso. Me estrangula el alma, de pensarlo.
Haré que esas ganas que te faltan de besarme, no te dejen comer, dormir, descansar e incluso respirar bien, hasta que no te sacies con mis besos.
Eso te falta.
O eso, o mirarnos desnudos el uno al otro, y decirnos las verdades mirándonos a los ojos.
Que estarías dispuest@ a hacer por un beso?
Que falta, que falta hacer para merecer un beso tuyo?
Portarse bien?
Hacer las cosas bien?
Hacer lo que tu digas?
Claudicar?
No ser yo?
Que?
Que falta, no sé, creo que acabaré antes preguntando, que tengo?
Que tienes?
En que nos basamos para determinar, quien merece que? Y quien no?
Que características necesita alguien para merecer un beso, tu beso?
Una mirada, dice muchas.mas cosas que decenas de.horas hablando delante de un café.
Dime que estoy equivocado, dime que aún puedo, dime que si.
Y sobretodo, dime como.
Soy yo.
Cuando nos alejamos tanto…
Cuando.
Sé que te hago daño. Pero más me lo hago a mí misma…ya no puedo luchar contra mi, he cambiado y no sé cómo volver a ser la que era…y cuanto más me recuerdas todo lo que éramos y no somos más impotencia siento dentro de mi…por no poder cambiar las cosas.
No quiero que pienses que todo depende de mí…no es cierto. Ya no tengo el aguante, la ilusión, la paciencia y la esperanza que antes me mantenía a flote.
¿Tú sabes lo que duele mirarte a los ojos, y no poder reaccionar? ¿No tener la valentía de abrazarte…y quererte?
¿Que hemos perdido y en qué momento…? Igual ha sido el cúmulo de cosas de todo este tiempo atrás, que ha empezado a romper el saco…y estamos sufriendo poco a poco las consecuencias…
Aunque no te lo digo todos los días, ya sabes lo que siento…y lo que te quiero. Sino, anda que íbamos a estar así…ja!
No te atormentes, me haces cada día más consciente de que te hago más mal que bien…y no quiero eso para ti…
Que falta…
Y que hago?
Que puedo hacer?
Quiero estar a tu lado. Siempre.
Sentir. De eso se trata.
Sentir de verdad.
Que mirada. Madre mía.
No pienses, siente.
Costará aplicármelo…
Totalmente de acuerdo.
Qué más da que nos falte alguien, esté a tu lado físicamente o no, si realmente está a otra cosa?
Y, a veces, normalizados esa situación. No hay que echar de menos. Hay que darse cuenta de que en ese punto no se puede estar para siempre. Pasar página.