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Artículo publicado el domingo, 06 de Julio de 2014 en ElPeriódico.com

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Il·lustració de Leonard Beard

«La humanidad no se divide en hombres y mujeres. Creo que ya deberíamos haber superado eso. Para empezar, porque eso significa confundir sexo con género. Y somos lo bastante mayorcitos para saber que no es así. Pero sobre todo, porque eso es obviar lo que realmente divide a los seres humanos a la hora de enfrentarse a la vida, que poco o nada tiene que ver con lo que tienen entre las piernas.

Tampoco creo que sea de recibo pensar en la atracción por un sexo u otro para determinar la posición de cada uno. Eso vuelve a ser retrógrado, manido y demasiado simplista. Yo creo en que hay hombres muy tía a los que les gustan las mujeres y que hay tías muy hombre que se sienten atraídas por el otro sexo. Hay tías muy hombre que se sienten atraídas por otra mujer y por supuesto tías muy tío que hacen lo propio. Lo mismo para nosotros. Y si, también hay mujeres muy mujer y hay machos muy machos. Y todas las combinaciones que podamos imaginar entre medio.

Por eso también al menos a mí me gustaría que fuésemos dejando de decir “soy” gay o “soy” hetero. No deberías “ser” nada diferente por el hecho de que te gustase alguien del mismo o de distinto sexo. La sustitución de ese verbo “ser” por otros menos “existenciales” y “trascendentales” sí que debería ser un motivo de orgullo. Y satisfacción.

Pero entonces, ¿cómo lo hacemos? ¿De qué manera nos enfrentamos al reto continuo que supone pasar de simplemente respirar a, además, existir?

Yo creo que deberíamos dejar de identificarnos en nuestro DNI con un género, pues ya hemos quedado que eso es estúpido. Pero es que además, creo que nos iría mucho mejor si nos identificáramos con una pregunta. Al fin y al cabo, las preguntas son eternas, son las respuestas las que van cambiando. Al fin y al cabo, todos abrimos un interrogante al nacer y nos pasamos la vida tratando de cerrarlo, sin darnos cuenta de que cada decisión planteará nuevas preguntas que saldar.

Somos una pregunta con patas. Somos el final de toda contundencia, el principio de todas las dudas que vendrán. Vidas retóricas en busca de respuestas que jamás nos darán. Y en ocasiones, hallamos la respuesta a otra pregunta que ni nos habíamos planteado, pero que ahí está. Y nos casamos con ella. O la dejamos pasar. O cualquier punto intermedio entre las dos.

Hay gente por qué. Se pasan la vida preguntándose eso, a ellos mismos y al resto del mundo. Por qué a todo. Y si no se lo contestan, te lo preguntan a ti. Y si tú no les das respuesta, la buscan en datos y hechos. Y si no los encuentran, van a por ellos. Algunos se los llegan a inventar. Tenemos que estarles muy agradecidos a los por qué, pues son las personas que nos han ayudado a evolucionar como civilización. Básicamente lo forman tres grupos, los científicos, los filósofos y las exparejas. Cierto es que el carácter femenino es muy por qué. Pero insisto, no se confunda con el género, pues no siempre coincidirá. Ni mucho menos.

Después está la gente para qué. Ante cualquier problema, es la primera pregunta que se plantean. Si no tiene utilidad, simplemente es una pregunta inútil, gratuita y descartada. Es la pregunta de los ingenieros, de los mecánicos y de la gran mayoría de los hombres de este planeta. O como mínimo, de los tíos demasiado tíos. Los para qué son los que sienten que si alguien les explica un problema, es para que les ayude a encontrar una solución. Y se la dan. Y no entienden el valor analgésico de simplemente compartir lo que te pasa, sin estar pidiendo a cambio un consejo. Los para qué viven felices hasta que se enamoran de un por qué. Y no me preguntes ídem, pero siempre acaban con uno de ellos.

Por último, pero no menos importante, está la gente por qué no. Estos sí que van muy buscados. Y no precisamente para hacerles un homenaje, sino para quitárselos de en medio. Son los más peligrosos del mundo. Porque son los que lo acaban cambiando de verdad. Por eso nunca se enamoran de algo que ya existe. Su único amor verdadero es aquello que todavía está por inventar.

Al final, seas del grupo que seas, tarde o temprano descubres que buscar la felicidad jamás está en encontrar todas las respuestas.

Sino en conocer cada vez más preguntas.»

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4 comentarios sobre “¿?

  1. ..Viene bien en este momento el leer esto, y, más viniendo de quien viene…..A ti, se te lee esto, se te dice que bien escribes y como meditas…que acertado estás….A mí, por decir todo esto en la época de los sesenta….me tildaron de loca en un tribunal médico, y, ya no solo por esto, si no por decir que ya desde mi infancia, jamás he entendido el tal problema de la sexualidad,…siempre he entendido que hay PERSONAS…con una diferencia de género, hombre y mujer, reitero lo dicho, siempre se me ha tildado de loca, con certificado que tengo y todo, por decir mis verdades, mis experiencias, lo que he vivido y visto…hasta se me internó y todo, medicándome, cosa que creyeron habían conseguido.
    ..Pero, no pudieron, pues jamás he renunciado a decir lo que pienso y siento, y, ahora, me vienes tú,. Precisamente tú persona a la que sigo pues dices mis verdades, y, aún te faltan algunas….y, como a un gurú te dicen bravo¡¡¡¡cuanto sabes¡¡
    Por ello, te doy las gracias…por pensar que en esta vida los que nos llamamos homosapiens….somos hombres y mujeres con distintas características.
    Mi más cordial y atto saludo..

  2. Querido Risto,

    El verbo «ser»está bajovalorado…Tienes toda la razón fuera géneros en el DNI nos deberían clasificar por «Mutantes» o por «Muytontos» en este último grupo, se representan los políticos, retrógrados, habitantes del Vaticano etc…En este lado del mundo nos identifican con el género, el color de ojos y la altura así que imagina, aunque lo hacen porque creen que hay aliens entre nosotros… En fin…Que me salgo de contexto facilmente, necesito una prórroga 🙂 yo a los Lunes siempre les digo que mantengan su humor conceptual y minimalista donde pueda verlo, así me parecen más irresistibles…No voy a entrar si soy muy tía, pero te diré que no me identifico nada con los porquerianos que describes…Quizás te doy la razón en eso de que nacemos preguntando. Es verdad he sido muy preguntona hasta que me di cuenta de que no me interesaban las respuestas…

    Quizás he sido muy «por qué» pero en estos momentos me considero más del grupo: «No me preguntes por qué…Mi peligro es que contesto siempre». Creo que soy de una especie en evolución del género impulsivo que lleva planetas en el pecho, a parte de un corazón que brota con el entusiasmo inevitablemente. Todos esos grupos que describes se sienten frustrados porque desean vivir la felicidad de los otros, en cambio los de mi especie no creemos en la felicidad directamente y preguntamos mucho en medio de nuestras alegrías y tristezas…Einstein me dice: Deja la tristeza que me he quedado un poco más en la tierra, para experimentar con tu alegría. Y ni le pregunto los motivos…

    Ojalá una pregunta y una respuesta choquen un día, y las veamos abrazadas mirándose a los ojos aguantando el aliento…Creo que al final la respuesta provocaría una revolución en la risa de la pregunta. Las preguntas son como la lluvia que le dicen al viento que en este caso sería la respuesta: Empuja tú que yo azoto y así con todo…El verbo «preguntar» no pretende desarmar ni honrar nada, ni generalizar nada…Un, por qué lo hizo? nunca tiene respuesta…En estos momentos soy más, de un Y…? que de un por qué? los dos preguntan pero no esperan lo mismo de la vida…El Y…? siempre deja que fluyan los puntos suspensivos en cambio los por qués se vuelven egoístas y apenas dejan pasar el aire. No hay emoción más poderosa que un «porque me apetece y punto».

    PD: Las canciones también son preguntas sin respuesta…A Annie Lennox le pasó lo contrario que a mi, ella empezó con un «no me preguntes por qué»…Y años más tarde escribió un «por qué» desgarrador de emociones contenidas dentro. Y luego no volvió a cantar más sobre el tema…Sin duda porque tampoco le interesaban las respuestas. Pensar debe ser como preguntar querido Risto, bueno que con toda esta parrafada quería decir que todos somos diferentes porque está claro que no todos nos preguntamos lo mismo. Voy a lanzar una pregunta al Universo, porque nada es pregunta ni canción si no viajas con ella…Casi me sale un «preguntando con Chester» 🙂 debe ser el hambre querido Risto, o el miedo que tengo de entrar en un quirófano proximamente, pienso que el verbo preguntar es como el verbo volar, con la diferencia de que hay que ponerle huevos y no alas a todas las preguntas… 🙂

  3. Hetero, gay,… etiquetas y más etiquetas limitantes. ¿Y si hoy apetece ésto/e/a y mañana el/lo otro?. Cuando nos dejamos guiar por el instinto y sin cuestionamientos, todo fluye mejor.
    Cuando un por qué se enamora de otro, y lo mismo, un para qué con un igual, lo que en principio es una suma, acaba convirtiéndose en una multiplicación. En cambio, cuando un por qué se enamora de un para qué o al revés, lo que en principio revoluciona y multiplica exponencialmente el producto, acaba en muchos casos (no generalicemos jamás), en una división infinita.
    Y sí, la búsqueda loable de la felicidad, es ni más ni menos, que la esencia.
    Opinión personal de una «por qué no».

    MCarmen

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