
Artículo publicado el domingo, 21 de Diciembre de 2014 en ElPeriódico.com.

«112 cm. Es lo que a día de hoy levantas del suelo. Es ese punto que muy pronto vas a dejar atrás. Y a partir de ahí, tantas y tantas cosas que te irás dejando por el camino. A mí, entre ellas. Pero no es momento de ponerse triste. Al menos ahora no me apetece. Hoy, que celebramos el inicio del invierno, la noche más larga del año y el fin de una nueva cosecha de Sagitarios, hoy que también estamos de enhorabuena por tu quinta vuelta completa al sol, déjame hablarte desde la ignorancia de alguien que ha dado la misma vuelta la friolera de ocho veces esa cantidad. Déjame hacer como si tuviera la experiencia que en realidad siempre me iluminó tarde, y por tanto que jamás me sirvió.
112 cm. Es hoy por hoy la máxima distancia entre tu cabeza y tus pies. Una distancia que se irá haciendo cada vez más insalvable con el tiempo. Y no sólo físicamente. Porque pronto verás lo difícil que es dirigirte hacia donde realmente quieres. Y porque un día te encontrarás de pie en cualquier otro sitio, menos aquél en el que te gustaría estar. Ese día, habrá llegado el momento de cambiar de brújula. La buena noticia es que la has llevado siempre instalada. La llevas ahí, protegida entre tus costillas, junto a tus dos únicas bolsas de oxígeno y bien cerquita del estómago, para que lo pueda escuchar también. Es la que te da punzadas cuando no estás haciendo lo correcto. Es la que se te encoge ante la injusticia y la falta de humanidad. Síguela y descubrirás la necesaria distancia entre equivocarse y arrepentirse, entre una vida con sentido y una muerte consentida por quien jamás la mereció.
112 cm. No de altitud, sino de altura. Supongo que aún no habrás percibido la diferencia. No pasa nada, ya la percibirás. La altura es la distancia vertical con la superficie que pisas. Mientras que la altitud, hace referencia siempre a tu distancia con el nivel del mar. La altura es un concepto relativo, y como tal, depende de dónde partió la medición. Y tú partiste de unas condiciones más que favorables. Eres realmente un privilegiado, y espero que eso lo tengas siempre muy presente. Te pase lo que te pase en la vida, jamás olvides que lo que para ti fue normal, para muchos -pero muchos son muchos- fue una meta a la que aspirar. Y no hablo de condiciones socioeconómicas, que también. Es que encima naciste sano. Y eso ya fue un punto diferencial con respecto a tantos niños que no obtuvieron semejante regalo. Pero es que además naciste deseado. Y con una familia que -pese a todo- se quiere y se quiere mucho, de hecho se quieren tanto que hasta a veces duele. Jamás lo olvides, porque quien olvida lo que tiene, acaba perdido por culpa de lo que desea. Y tampoco te olvides de los que no tuvieron tu suerte. A los que nacieron a nivel del mar. E incluso por debajo, esos que aún no pueden ni respirar. Ellos merecen no sólo tu atención, sino tu apoyo, tu compromiso, tu dedicación. Nadie se puede sacar a sí mismo de un pozo. Y tu felicidad dependerá siempre de la capacidad para hacer felices a los demás. En realidad la felicidad es un proceso social, no somos plenamente felices hasta que aprendemos a hacer felices a los demás. Lo otro se llama satisfacción, y dura menos que cualquier garantía. Así que aunque sólo sea por egoísmo, jamás te olvides de ellos. Jamás.
112 cm. Y apuesto a que a estas alturas del texto ya habrás alcanzado los 113. Ya llego tarde. Seguro. Otra cosa que también te pasará a ti. Llegar tarde a tantas y tantas cosas. Algunos lo llamarán fracaso. Te dirán que esto y aquello era imposible. Pero tú no te dejes decir eso. Sólo hay una cosa imposible en este mundo. Que alguien te quiera más que tu madre y yo. El resto, está todo por inventar.
112 cm. Algo me dice que serás más alto que yo. Y más guapo. Y más listo. Y más todo. Pero poco a poco, descubrirás que hay algo muchísimo más importante que ser alto, guapo, listo y todo. Y ese algo es algo tan difícil y a la vez tan sencillo como ser querido. Y eso significa serlo sin condiciones y sin cobro revertido, vamos, de verdad.
Ahora sí, desde mis ya menguantes 184 cm. te lo puedo desear. Feliz cumpleaños, peke.
Feliz vida. Y feliz Navidad.»
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sin palabras.
Mi «peque» cumple hoy 23 años (181 cm), un Capriocornio, como su madre.
No se puede decir tanto en tan pocas lineas. TE HAS SUPERADO. UN ABRAZO!
Risto, estas siendo todo un descubrimiento para mi. Me esta encantando descubrir a la persona que hay detrás del personaje. 112 cm precioso… Seguro que tu hijo se sentirá mu feliz de tenerte como padre
Qué bonita carta a esos 112 cm que son sin ninguna duda el aliento de nuestra vida!!! Debemos inculcar los valores y darles amor para que el día de mañana sepan defenderse solos, lo hagamos bien o no, tenemos que estar preparados para que un día abandonen el nido como en su día lo hicimos nosotros .
Grande Risto!
¡Me gusta tu artículo dedicado a tu hijo! Cuando un padre trabaja mucho, como es tu caso, no tiene tiempo para disfrutar de los hijos, no por eso se le quieres menos. Es sólo que se está ocupado. Piensa que el trabajo que haces, a él, le va a dar la mejor vida y caprichos. No temas que se haga mayor. Disfruta del día a día, cuando llegue a tu altura, seguro que él cuidará muy bien de ti. ¡Feliz navidad a todos! Un saludo.
(«Se les quiere menos»; no «se le quieres»; una errata, creo, o un hácker.)
Que Grande! Sencillamente genial. Es usted un crack.
Que manera tan preciosa de decir las cosas.
Sus 112 cm tienen que estar orgullosos de usted.
Que felicitación tan bonita para su nene que cuándo sea mayor y con unas decenas de centímetros más lo lea y relea se le dibujará una super sonrisa de satisfacción.
Sigo rendida a usted, señor Risto.
Precioso
Mucho corazón se deja ver entre estas líneas.
¡Preciosa carta! Desde hace poco más de una vuelta al Sol puedo entender ya el sentimiento tras estas palabras. Por muy bonitas que se vean, comprender lo que emanan es mágico. Felicidades por esas cinco vueltas que acompañas.
Me gusta redescubrirte o descubrirte…me gustan tus nuevas palabras…me gustan tus nuevos sentimientos…lo se.. siempre estuvieron ahi…pero me gusta q los compartas.
Siempre he pensado que la felicidad se traduce en momentos, pero evidentemente, tus 112 momentos son infinitos, eternos y cambiantes, y me alegro por ti. Disfruta de cada uno de ellos. Tú, con tus escritos, provocas momentos de emoción, ternura, reflexión y entretenimiento…puede que esos sean también ingredientes de la felicidad momentánea, y por eso te doy las gracias. Muchos años leyéndote, desde los Hay que joderse, hasta hoy, todos han sido únicos y geniales y por eso siempre te daré las gracias. Se Feliz.
Sin esos 112 cm… http://teresapl.wordpress.com/2014/12/28/sin-vosotros-2/
Me ha parecido entrañable leer esto.
Me ha parecido esperanzador comprobar que quedan buenos padres.
Feliz año, vida y cumpleaños 🙂
Bonita felicitación.
Me ha encantado!!!
=) precioso!
Me enamoras, cada día más!
El amor con mayúsculas ,el que más sientes por encima de todo ,haciéndose como ofensa cualquier comparación ,el que más duele ,que ahoga ,por el que haríamos lo que juramos por nuestros principios no hacer ,el que sentimos su dolor multiplicado por una cifra inexistente…el mío hacia mi también pequeño sagitario ,al que adoro .