
Al Rincón, 29 de septiembre de 2015, Antena 3.
Te escribo desde tu habitación.
Tal como la dejaste.
Tal como te la vas a encontrar cuando vuelvas.
Bueno, ahora es un poco un trastero.
Y sólo la usamos para hablar contigo.
Desde tu silla.
Desde tu ordenador.
La verdad que parece más pequeña ahora que no estás.
Todo parece más pequeño ahora que no estás.
Nos faltan tus libros.
Tus cosas.
Tu música.
Tu ruido. Tú.
Mamá pasa por delante de tu puerta y aún no se atreve ni a mirar.
Sigue haciéndonos tu plato favorito todos los sábados.
Y aún está preocupada por si comes bien.
Papá le enseña tus fotos a todo el mundo, súper orgulloso.
Les cuenta lo mucho que estás triunfando allí.
Les dice que por fin reconocen tu talento.
Aunque sepa mejor que nadie que si fuese por ti, jamás te habrías ido.
Y bueno, yo echo de menos hasta pelearme contigo.
No tener que coger ningún avión para darte una colleja.
Poder insultarte desde la otra punta del pasillo.
Ocuparte el baño. Yo qué sé.
Te escribo desde tu habitación.
Tal como la dejaste.
Tal como te la vas a encontrar cuando vuelvas.
Porque volverás, ¿verdad?
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Me sentía en la obligación de escribirte tras leer y escuchar estas palabras. Y darte las gracias, las gracias por emocionarme, por sentir lo que siento al escucharlas. Y eres un cabrón, un cabrón por qué me has hecho llorar.
Gracias de corazón de parte de alguien al que su hogar está a 2885 km.
Paco Arcadia, un puntazo traerlo eso sí! Pero faltó respeto y altura. Sobró juicio. Los que tenemos família en Siria, o lo que queda de ella, ampliamos el prisma. Quizás por eso podemos empatizar y comprender esa realidad desde otro punto de vista. Cuando la devastación es lo único que queda, la esperanza está en otro sitio.
Apelar a la legalidad…. a cuál, a la incumplida constantemente por nuestros gobiernos? Frente a eso la legitimidad de un pueblo para defenderse de la barbarie. A partir de aquí no creo que haya nada más que decir, nos perdemos en las palabras, sólo entramos en un bucle.
Para mi fue una oportunidad perdida para ponerte en el lugar del otro, al menos para arriesgarte a hacerlo. Estuviste a punto!