
Publicado el miércoles, 2 de marzo de 2016, en ElPeriódico.com.
«Mira que me caes mal, pero aún así coincido al cien por cien con el último artículo que has escrito, así que lo voy a compartir en mis redes sociales avisando, eso sí, de lo mal que me caes». La escena se repite cada vez que publico algo que toca conciencias, almas, corazones o simplemente hueso. Y yo que me alegro, oye. Al final, reconocer la contradicción propia es el principio para superar tus prejuicios. No te lo tomes a mal si me importa un carajo. Sobre todo, porque yo no escribo para caerle bien a nadie. Ni aparezco en los medios para caerle bien a nadie. Ni hago nada de lo que hago para caerle bien a nadie. No soporto el sentimiento de caer bien. Ni siquiera cuando a mí me ocurra con algunos. Como a cualquier hijo de vecino me gusta gustar, pero por favor, no confundir con caer bien.
Caer bien no es gustar. Gustar supone un proceso de prueba y acierto, significa que lo que has recibido te convence aunque sea sólo al paladar. Caer bien es diferente. Una decisión irracional e independiente del entendimiento o la razón. No sé qué tiene, pero me cae bien. Mi complejo amigdalino, el mismo que hace cientos de miles de años me avisaba del peligro antes de que fuese consciente del porqué, decide por mí y yo lo expreso como si fuese algo de lo que estar orgulloso. Romanticismo retrasado hasta el pleistoceno. No tengo motivos fundados ni racionales para emitir este juicio, pero me da igual, he decidido absolver a esta persona o condenarla por las mismas no razones, si he decidido que me cae mal. Y a partir de ahí, el efecto halo que supone la atribución de todo tipo de virtudes o defectos asociados. Los magistrados saben muy bien que no pueden dejarse llevar por las filias o fobias que despierten los acusados, pues se exponen a cometer delito de prevaricación.
Caer bien ha sido y sigue siendo el mal endémico de este país. Ha sido el mal de muchos y sigue siendo consuelo de tontos. A Rajoy le caía bien Alfonso Rus. Te quiero, coño. Y Bárcenas sé fuerte. Y Rita Barberá me ha dicho que es inocente. Ahora no nos queremos acordar, pero hubo un tiempo en el que Jordi Pujol le caía bien a prácticamente todo el mundo en Catalunya. Y lo bien que nos caía el rey campechano.
Que alguien te caiga bien —o mal— es ser flojo de corazón. Andar por la vida con los ojos vendados por uno mismo. Dejar de escuchar lo que la realidad te grita. Esa realidad que dice que si coincides con alguien cuando se expresa, eso es que igual no te habías formado un juicio adecuado, y estás a punto de desterrar un prejuicio.
Pero claro, es mucho más fácil decir que sigue sin caerte bien quien piensa igual que tú. No vayas a caer mal a los que aún ni se lo han cuestionado.»
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Como siempre, el REFRANERO POPULAR, se imopone: «Mas vale caer en gracia que hacerse el gracioso».
Misericordia
Señor
Misericordia
Amén.
Caer bien o mal… efectivamente es flojera mental. A mi me interes alo que piensas y lo que escribes, me siento cerca de ti , no se como nos caeríamos y tampoco me lo planteo . No necesito feeling, necesito verdad en lo que cada uno es.Creo que ahi sintonizamos. Gracias por tus escritos, me enganchan.
Me encanta caerle bien a tu madre, eso me da vida, me tranquiliza, me Salva.
Sé que si tuviese o tuviera algún problema, ella me escucharía, no se si me.entenderia o compartiría, pero si sé, que estaría ahí. Otra cosa es la otra «banda’ con cada uno de sus actos, lo dicen todo, yo esta mañana hubiera estado ahí, cojiendote la mano, sin duda. Esi me.diferencia de ellos, y de la mayoría de los.seres.vivos.
Si, lo digo y lo escribo.
Por cierto, esta noche dan una película que creo q.te sonará….» EL SECRETO DE.THOMAS CROWN»
La segunds oportunidad que te doy…esa escena que hará que te remuevas como antaño….
Es algo que quisiera.compartir…acuérdate…empieza a las 23:00… Creo que en 8Tv…. Si tengo la suerte.de.verte mañnaa, la podíamos someter a discusión…si quieres
….
Hoy has estado más cercana, y receptiva.. Y eso me.pone nervioso…y excitado a la vez…»vaya!bomba»
Miedo te dará lo que he pensado… Mañana desayuna.fuerte.
Ok
Tuyo. Christian.
Sinceramente encuentro un poco exagerado el artículo.
Caer bien o mal es una decisión que toma el individuo a partir de lo que percibe de otra persona, sin conocerla íntegramente pero partiendo de unas bases. Dentro de este contexto, no comparto que caer bien o mal sea un acto irracional, ya que la decisión ha sido razonada previamente.
Por lo tanto y según mi criterio, la explicación de la expresión ha sido ligeramente extrapolada.
Por supuesto, ambas partes no dejan de ser meras opiniones que únicamente podrían someterse a debate, pero difícilmente llegarían a presentar una buena conclusión.
PD: La verdad es que me caes bastante bien.
Quizás caer bien o mal sea como cualquier otra moda para esas personas que se quedan flotando en la superficie de los demás. Caer bien o mal es a lo tonto a lo tonto, otra forma de prejuicio.
Pero para ser moda o prejuicio dura ya demasiado… al menos en este país donde aquello con lo que no se está de acuerdo ya es digno de darle «muerte», solo porque no lo comprendemos. Y en eso Nietzsche, tenía razón.
Saludos! Me ha caído bien tu artículo! 😀
Muy adecuado, bueno y muuuuuy necesario, porque no tiene que ver una cosa con la otra, a mí ni me caes ni me dejas de caer no te conozco, pero me ha gustado y mucho leer el artículo.
Una cosa es el impulso y la pasión y otra el raciocinio prefiero usar lo segundo para leerte que no lo primero, otra cosa es lo que me provoque después de leerlo ese impulso me llevará a volver a leerte o no ? O sí? Ese es mi problema
Saludos
El hecho de que alguien te caiga bien es involuntario.
Por ejemplo, en muchas ocasiones no estoy de acuerdo con lo que escribes, pero me caes bien.
Un saludo
Si tal fuera el caso, ¿por qué hay ocasiones en que nos caen mal personas que ni siquiera hemos tratado?
Prejuicios.
Concuerdo que es materia de debate 🙂 al fin y al cabo son opiniones, nada absoluto como tal.
Existe lo que llamamos El sexto sentido, y que unido a lo de una imagen vale más que mil palabras suelen no fallar en la percepción de esa persona punto.
Amén.