
Artículo publicado el domingo, 1 de marzo de 2015 en ElPeriódico.com.

«Yo no me hago mayor. Es el mundo el que se empeña en hacerse cada vez más joven. En disimular sus arrugas. En comportarse como un chaval. Y a mí la verdad es que me da cada vez más pereza seguirle la corriente. Es como ese amigo que lejos de reconocer su edad, se gasta cada vez más dinero en engañarse a sí mismo. Un día te hace gracia. Dos, puede que hasta te sigas riendo. Y a partir del tercero ya no le encuentras el chiste por ninguna parte. Y empiezas a ponerle excusas. Y acabas por no cogerle el teléfono. A ver si quedamos un día, eso sí.
Yo no me hago mayor. Es la vida la que se hace vieja. La que se repite con cosas que ya te pasaron. Una vieja que parece que perdió la memoria. Pero sólo lo parece. Porque eres tú quien debería recordar. Que a cada vuelta de tuerca, la vida se enrosca. Que cada paso que das ya no es un paso, sino un escalón más en esta empinada escalera de caracol. Que aunque parezca que vuelves al mismo sitio, siempre te encuentras a una altura diferente de la anterior. Si estuviste arriba, volverás para verlo todo desde alguna planta inferior. Y viceversa. La vida se repite y es a ti al único que le huele el aliento. La vida se repite y a nadie más le suena lo que ya se vivió.
Yo no me hago mayor. Es mi cuerpo que ya no está en garantía. Y como cada vez les quedan menos recambios originales, mi piel es este libro abierto donde queda tatuada para siempre la fecha de cada reparación. Y el dolor es ese huésped que una vez entra, lo hace siempre para quedarse, tan sólo cambia de habitación. Yo sigo queriendo como cuando siempre podía. Así que échale la culpa a mi cuerpo, cariño, que este cuerpo hace tiempo que no soy yo.
Yo no me hago mayor. Es el corazón el que se me ha quedado pequeño. Entre la gente que estuvo, la que jamás se ha ido, la que espero que siempre se quede y la que algún día tiene que entrar, a mí no me da la vida, a mí no deberían haberme dado un corazón, sino dos. Hace años que siento desde el camarote de los hermanos Marx emocional. Y sin embargo, siempre pienso que es injusto que los nuevos se encuentren con lo que hay. Una víscera ajada, reutilizada y en ocasiones hasta maltratada que aún así reacciona y se emociona como una fiel mascota cuando llegas a casa después de trabajar.
Yo no me hago mayor. Porque en realidad me siento cada vez más pequeño. Más idiota. Menos sabio. Y sin embargo, los hay que incluso empiezan a llamarme de usted. Me pregunto si cuando ya no sabes nada es cuando ya mereces que te llamen vuecencia, usía o de vos. No sé.
Yo no me hago mayor. Tengo siempre la edad de la mujer a la que acaricio. Y ellas, como bien sabes, a partir de los treinta dejan de contar.
Hoy he decidido que yo no me hago mayor. Que la edad jamás debería ser un número cardinal, sino ordinal. El que cuenta tu posición en la vida de alguien. El que convierte tu postura ante el mundo en un lugar. El que te recuerda que si no eres algo para otro, en realidad no estás.
No, yo no me hago mayor. Y sin embargo, empiezo a sonar como un viejo. Me leo cansado. Cuando en realidad por dentro me está ocurriendo todo lo contrario. Cuanto más me atizan, mejor recibo. Cuanto menos duermo, mejor me levanto. Cuanto menos bebo, antes me emborracho. Cuanto menos practico, mejor se me da. Cuanto más escribo, menos me importa que alguien me lea. Y sin embargo, sé que si intento convencerte de que estoy mejor que nunca, pensarás que estoy fatal. Así que me callo y sonrío.
Por fin sonrío.
De tanto llorar.»
¿Quieres recibir artículos como éste en tu buzón de e-mail? Suscríbete a ristomejide.com.
Precioso, como siempre.
Si después de tanto llorar, somos capaces de sonreír, tan fatal no estamos. Magnífico como siempre.
Hay días en los que me levanto mayor. Otros, en los que me siento una adolescente. Incluso puedo cambiar de edad a lo largo del día. Hay cosas y, sobre todo, personas que tienen el don de hacerme sentirme más joven o más vieja. La clave es identificarlas y arrimarte a las que te rejuvenecen. Luego el cuerpo ya te recordará tu fecha de nacimiento. Pero tú no se lo digas.
En este teatro de vanidades y egos patéticos da gusto cuando lees algo que te reconforta.
Maravilloso!!
No se porque, pero me siento igual…
Sera que yo tampoco me hago mayor…
Cada día me gusta más lo que dices, y COMO lo dices…
Una mas de los que colonizan el «Camarote de los Hermanos Marx» emocional.
Mientras lo que envejece no sea el alma.. todo va bien
GRANDIOSO
joder risto, te he empezado a leer,no he pasado del segundo párrafo y me he pasado leer todos los «yo no me hago mayor…» gracias por ahorrar el trabajo, aunque te ha faltado uno, te lo regalo:
yo no me hago mayor, la culpa siempre es de los demás.
Querido Risto,
Te haces mayor? …Una vez escribiste: «A sonreír se empieza en cuanto se aprende a soñar flojito. Es inefable. Pásate varios años con demasiadas ilusiones sin cicatrizar, y a todos tus sueños les acabará saliendo una arruga. Y como no los vayas revisando, algún día te verás explicándoles por qué ya no pueden salir a la calle vestidos de marinerito».
Yo sueño flojito desde hace mucho tiempo, no por hacerme mayor que eso ya no me importa, en realidad nunca me ha importado…Que le vamos a hacer no soy de las que paran de contar a los «30» todo lo contrario, estoy orgullosa de cumplir días y cuantos más cumpla significará que todavía estoy en el mundo. En el mundo siempre somos alguien…Y ser el mundo para alguien ya no me parece correcto. Hay tantos mundos que flotan, tantas canciones que suenan sin moverse que me parece que aferrarse a alguien es como estar en un planeta de pájaros tristes. Prefiero querer a las personas también flojito para que no se enteren y suspirar que eso parece que es de valientes…
Dices que te da igual que te lean, cuando escribes mucho…A mi ahora me pasa lo contrario, apenas puedo escribir. Creo que mi corazón necesita un respiro, ha escrito tanto, se ha inspirado con personas que bailaban con la cara…Si como tu querido Risto, siempre te he visto bailar con la cara, con las emociones…Siempre me ha atrapado no la manera en la que escribes, sino como lo sentías…Pero te empeñas en crecer para todo incluso para despedirte…Incluso sabiendo que te explotan demasiadas cosas dentro, pero es tu opinión y la respeto, es que mi sensibilidad ha aprendido a quebrarse flojito, todas las cosas que me gustan tienen ganas de llorar, pero sonríen…Así que me alegro de que sonrías y no me creo que tu corazón se haga pequeño, lo bonito del corazón es que tiene bolsillos de sobra…Así que tranquilo todo lo nuevo que se te instale, tiene sitio de sobra…
PD: Me acabo de enterar de que ya no subirás más a tu nave conversadora…En fin si es para que sonrías más y mejor pues sigue siempre hacia delante…Siempre nos quedará tus palabras escritas, por mi parte yo tiraré de mi alma y me haré cometa…Después de sobrevivir al más crudo invierno de Toronto y hoy a una MRI (un término médico que no importa) solo me queda sonreír aunque le subiré el volumen a mi risa, más que nada porque reírse flojito no mola, hay que reírse hacia fuera, contenerme demasiado tampoco es bueno…En fin buenas noches querido Risto, hoy vengo como una canción del pasado, apuesto que nunca has conocido a nadie que le guste cumplir años…Tiene que haber de todo en este mundo, aunque puede que sea una especie en extinción por lo menos gracias a la música todavía mis neuronas funcionan adecuadamente…Y hoy me voy a permitir soñar un poco más alto por lo menos para volver a ser la de antes, la de siempre…A veces crecer depende de la perspectiva…Se ha de ser muy cauto y observador para seguir siendo un niño. Es mejor no saber nada, así siempre nos acompaña el asombro, prefiero asombrarme que saber…Hasta otro baile, digo hasta otra emoción y gracias por enseñarme a sonreír después de haber llorado tanto…
Sencillamente genial.
Yo no me hago mayor son los demás que envejecen… yo también llevo ese niño dentro , qué bonito ,me ha gustado…..
Cumplo años este mes. Gracias Risto por tu felicitación con este articulo que quizá solo lo entendemos de verdad los que hemos cumplido años de verdad. Yo también hace tiempo que he dejado de contar porque estoy interesado de seguir estando aunque sea en los demás.
No se despedirme. Hasta la próxima.
Hola Risto ,lo que refleja este escrito no es menos sabiduría ,puede que tampoco mas ,sí la suma de un escalón hacia la madurez y esta te hace diferenciar entre la serenidad con que se ven las cosas que no con la indiferencia que se pueden llegar a ver .
Sabes que te digo ,dichoso tú con ese jaleo vida ,que aquí algunas aun estamos esperando alguna emoción y de seguro nos llega a los ochenta junto al infarto jaaaajaaa …Como siempre encantada de leerte .Un saludo
Un inciso…no volvía a los 35 años ni a colleja viva :)))
Esto explica por qué ayer me sentía un chaval y hoy me apoyo en un bastón hecho de melancolía, creo que me estoy haciendo mayor por mí y por todos mis compañeros.
¡JAJAJAJAJA!, RISTO: ¡¡CANTO POR NO LLORAR!
¡QUÉ BUEN ARTÍCULO Y QUE ARTE PARA DECIR LAS COSAS COMO DIOS MANDA!
brutal el estar de vuelta, risto me encanta, directo y Sabinesco
Gracias, Me encanta leer reflexiones asì. Pienso que sé utilizar el preciado tiempo. Yo me siento joven porque quiero mucho
Yo soy mayor de verdad y me ha impresionado tu relato. Eres un crak
Yo soy joven pero pienso que tengas la edad que tengas siempre tienes que alegrarte por haber llegado donde has llegado y por haber pisado dónde hayas pisado, hayas pisado fuerte o no. Al fin y al cabo mucha gente no puede contarlo y tú si.
La edad es relativa. Lo importante es sentirse joven del pensamiento. El cuerpo es sólo el envoltorio, la máscara de la sana mente. Buenas tardes.
Cómo te entiendo!! Nunca pensé que a estas alturas de la vida (casi medio siglo!!) yo sentiría que no sé nada, que vería toda mi vida derrumbarse (divorcio, paro, mudanza, cambios de profesión). Me alegra ver que hay más que sienten que hacerse viejo es saber cada vez menos de la vida!!. Gracias
3 del 2015
… bueno, no puedo mirarlo todo, y menos aún verlo…
Todo lo dicho, está antes, y después de éste… No te encontraba…
Ya lo dejo… Igualmente, es tal que así…
2017 y con lo dicho a contrapié (a qué mirarlo) espero que estés bien…
eso y sólo eso…
(un guiño, la esperanza de que estés ahí…ya no más…
venga,