
Artículo publicado el domingo, 9 de junio de 2013 en ElPeriódico.com.
«Desde que tengo uso de razón, ojos en la cara y espejos en casa, siempre les he tenido una profunda envidia a los guapos. Los guapos, esa raza de semidioses injusta y aleatoriamente mejor acabada por la Madre Naturaleza y casi siempre peor vestida que la madre que los parió. Los guapos, envoltorios perfectos que de vez en cuando, y sólo de vez en cuando, son guapos también por dentro, para acabar de rematar la desgracia del resto de nosotros, feos, mortales, mellados y cejijuntos en general.
La verdad es que siempre comprendí que los guapos fuesen idiotas. Para qué molestarse y hacer el esfuerzo de ser otra cosa, si total con sólo fardar de epidermis ya lo tienes casi todo ganado. Atraer al sexo interesante (lo de opuesto ya como que no, y menos cuando hablamos de guapos) era una función que ya les venía de serie, como el santo al cielo, el culo al aire o el bolsillo al político. Surgió solo, jamás hubo que forzarlo.
Al resto, en cambio, resultar atractivos para alguien, aunque ese alguien no lo fuese, siempre nos costó tener que adquirir algún extra a base de horas, esfuerzo y dedicación.
La de barras de bar a las que saqué brillo con mis propios codos mientras hacía ver que esperaba a alguien, consultando mi reloj con fingida impaciencia después de cada sorbo. La de veces que creí que me sonreían a mí cuando en realidad estaban saludando al de atrás. La de veces que respondí un sugerente «cuéntame» a un «perdona», para después tener que escuchar «¿está ocupada esta silla?». La de estrofas y versos que improvisé al oído de una camarera que acto seguido me preguntaba si lo quería con tónica. La de madrugadas de sábado finiquitadas no por una balada ni por un beso, sino por el ruido de hielos rodando por un vaso de tubo y estrellándose sobre mi piñata seca.
Experiencias religiosas que jamás conocerá un guapo. Hala, que se joda. Haber nacido del montón.
Y digo religiosas, porque aún así, uno jamás dejaba de creer. Si hay algo inquebrantable en esta vida es la fe de un no-guapo en que esta noche sí -por fin- va a pillar. Y ahí es donde uno se hace fuerte, embalsamándose de AXE ante el espejo y haciendo un lip-dub de cualquier tema estrenado hace 15 años mientras se prepara para dejar a Tony Manero a la altura de Leonardo Dantés.
Ahí es donde uno aprende. Y deja de abrillantar barras y empieza a fregar suelos con sus zapatillas de los domingos. Hasta que alguien saluda al de atrás y es correspondido con un afectuoso saludo por nuestra parte. Como si lo conociéramos de toda la vida. Y alguien nos pregunta si está ocupada la silla y le respondemos que no, que estaba sentada nuestra amante invisible pero que aproveche que ahora mismo está en el baño. Y la camarera nos pregunta qué bebemos y dejamos a Góngora y nos arrancamos por Kase-O.
Y de pronto nuestra noche empieza a parecerse a un spot de Martini rodado en Carabanchel. O en El Prat. O en Tavernes Blanques. O yo qué sé.
Y al día siguiente, con la mezcla justa de resacón, Almax y llamadas perdidas, pones la tele y aparece un presentador, muy guapo él, al lado de otra presentadora, más guapa todavía, que te cuentan entre las noticias más guapas del día que quieren multar a los padres de los jóvenes que se pasen con el alcohol. Y luego que un spot de Pamela Anderson y otra churri ha causado una polémica de lo más escandalosa, uyuyuyuyuy.
Y pese a que por fin se habla de jóvenes en un informativo y a que la neumática vigilante de la playa aparece frotándose pechito con pechito, a ti te entra un cabreo tan incontrolable como una erección matutina.
Porque si algo te enseñan los años es que un prejuicio no es más que una generalización abusiva que esconde una oportunidad de actualización: ni todos los guapos son idiotas, ni todos los heteros somos igual de feos, ni todos los feos simpáticos, ni todos los gordos unos buenazos, ni todas las camareras unas bordes, ni todos los jóvenes que beben unos borrachos, ni todos los tíos pensamos que la belleza esté siempre en el inferior.
Para muestra, el último Premio Jaime I al Emprendedor, un chaval de 28 años, físicamente del montón, que con 24 creó una empresa que hoy emplea a 750 trabajadores en 13 países y factura más de 25 millones de euros.
Seguro que habrá quien lo empiece a ver más guapo ahora.
Síntoma muchísimo más peligroso que cualquier coma etílico.»
Pues hoy no me encantas my dear……
petó desde http://www.lamiradadeapril.com
¿Qué mito romántico es ése de, que sin sufrimiento, no hay belleza? ¿Embellece el sufrimiento? ….
Será más bien, que sólo las criaturas bellas tienen capacidad para sufrir. Lo contrario es ser más o menos feo, o más o menos guapo, según los cánones de moda; según quién mire y vea – como el árbol que cae, o no, en el bosque – (en la Grecia antigua, el ser «de una sola ceja», era síntoma de belleza, perdón: de «guapura».
Todos los perros me parecen bellos, y no así sus dueños. Sobre todo, los que los dejan atados a la puerta del super y del bar.
Los pájaros – de entre los que más, para mí, los gorriones –
Belleza – lo sabemos – corresponde al SER, y no al TENER. No se es más o menos bello, se es bello. o bella, o simplemente no se es. Como no se es sabio por tener cultura; justo, por haber aprobado la carrera de derecho; servidor público por haber estado en una lista en el momento y lugar oportunos …
Hasta ahora, sólo quienes saben sufrir llevan consigo la indeleble y frágil a la vez naturaleza de la belleza. La ancianidad lo revela en cada surco, en cada arruga, cada gesto … cuando la belleza es, y seguirá siendo, por mucho que pasen los años o por muy pocos que queden.
Bello es el animal en el matadero; el bosque entre la deforestación; el paraguas de varilla rota en día de lluvia … (bueno, creo que en esto último me he psado un pelín, pero así lo creo)
Bella sin alma, reza la canción, es decir: guapa sin más – y sólo a primera vista – Esta es – mientras la juventud aguante, la condición inferior.
Nota: resulta muy difícil y harto complicado ser hetero y no ser feo, que no bello.
Bueno, snif ! …. resulta imposible ser bello sin modestia.
Risto… Felicidades por este post. Tienes una energía escribiendo que traspasa. Un gusto leerte.
Risto, como siempre te admiro…y no por costumbre, sino porque me da la gana y porque me parece(
claramente y francamente)interesante lo que escribes, el dia que no me lo parezca, dejaré de leerte.
Saludos monstruo.
Escribes estupendamente, tus artículos deberian ser de interes nacional y obligados como la enseñanza obligatoria creo q así nos iria mejor, a la mayoria.
Querido Risto,
La semana pasada no pude leer tu artículo sobre la Marca Empaña y la verdad que todo lo relacionado con ese tema me empana…Pero no pude porque se me cayó el sistema solar y no tenía estrellas fugaces para agarrarme a ellas. Pero esta semana aunque en este lado del mundo hace mucho color y nada de calor me he tomado un refresco de grises y me has hecho sonreír por culpa de la belleza. Oye que me he mirado al espejo y me he visto todavía más guapa, y eso que el espejo es realista por naturaleza…Si todos somos protones, electrones y neutrones que tienen un no sé qué que que sé yo…Pero no tengo claro que la epidermis te ponga las cosas más fáciles, si el cerebro no muestra sus curvas más sexys y eso no se ve en los espejos, no llegas a ninguna parte. Así que al final la belleza no está en el inferior, puede que sea superior?…Claro que tu te vas por otros derroteros, pero como yo soy rubia y tonta y la voz de mi conciencia está afónica, me voy por otros :)…
Por cierto creo que estuviste en los garitos equivocados, y a la hora equivocada, donde sólo había gente fría con temperaturas cercanas a los cero agrados. Eso te pasa por pensar que convertirte en un anuncio rodado en el Prat es comparable solamente a sentirse como en Carabanchel Mon Dieu!. Que los «pota blava» aparte de guapos, somos muy optimistas nos ponemos pentagramas hasta con el ceño fruncido. Yo me he tomado unos cuantos Martinis en el Prat y te ponían hasta la tapa para acompañar, es un sitio pequeño pero resultón. El Prat es otro prejuicio que tienes que actualizar querido Risto…Pocos pueblos pueden presumir de la ruta del colesterol 🙂 para estar más guapos. Bueno que desde esta orilla para mi la belleza es un caleidoscopio. Tiene los mismos colores pero todos lo vemos diferente. Y es que cada ojo tiene su peculiar manera de percibir lo que le parece bello o inteligente o lo que sea…Por ejemplo el patio de recreo de las niñas de mis ojos, siempre han jugado muy agusto entre tus libros, y entre los artículos que has escrito. Algunos, los escribes con irónica belleza, pero belleza al fin y al cabo…
PD: Entre la gente del montón siempre hay grandeza que no se muestra en los espejos, la cuestión es aprender a verla. A mi reloj le faltan horas, ya me voy que llueve con toda su belleza y me va a caer un rayo, pero espero que sea de luz. En fin que para mí hasta los bolígrafos son bellos, fíjate que pienso que son libélulas que escriben en el aire…
Saludosssssss de una pratense, desde el sombrero de América. 🙂
y k es ser guapo mas k un mero pensamiento? xk para cada persona la belleza se encuentra en unas cuantas facetas y al igual k a 10 les parece guapo uno a otros 10 les parece feo. la belleza en si es abstracta pienso yo.
Sigo encontrando belleza conceptual en tus escritos. Eres mi coleccionable preferido desde los tiempos ¡hay que joderse! y me alegra comprobar que te mantienes en el lado oscuro.
Quien coño mide la guapura.¿……..no hay un librito q indique q nadie es más guapo q uno mismo¿…no creo en nada de eso¡,,,siempre hay un roto pa un descosioo¡…la persona q yo veo guapa a lo mejor para nadie lo es….y¿.. No quiero ni saberlo…me la suda el faro sinceramente¡,,,,